jueves, 27 de noviembre de 2008

De cómo volverse el alma de la fiesta

Para decepción de la clientela de este blog que me conoce de antes, este post no va de ponerse la seniora borrachera y salir a departir con todos en la fiesta (y no porque no haya anécdotas que contar, sino porque el asunto con todo lo cotidiano que llegó a ser, hoy simplemente ya no lo es y se convirtió en eso, en anécdota).

Jódase una mano y véndesela (o bueno, si tiene tripas para la actuación, obvie el primer paso). Absolutamente todo el mundo se detendrá a verlo y no dejarán de preguntarle qué fue lo que hizo. No deje de responder con estoicismo -"Alt werden", porque ya es la tercera vez en el anio que organiza el performance de la venda. Para rematar, váyase a jugar bolos con sus companieros y haga hasta monionas con la izquierda.

martes, 25 de noviembre de 2008

Legado turco xviii

A Estambul tengo que ir ya.

Después de Estambul de Pamuk, ir a pasear al Bósforo se vuelve un muss en esta vida. Y habérsele escurrido a Irfat, estambulí de ensuenio, dispuesto a tenderse en bandeja de plata a la menor senial (y había bastante de dónde, snif) y no haber sido capaz de moverme los dos milímetros necesarios para hacerlo, se torna triplemente imperdonable.

Yo quisiera poder acercarme así a mis ciudades.

Ataque de las pequeñas cosas

Tengo mi rincón de mamertez que tiene el desagravante tonto de que fue en mi tierna infancia, porque aquí a los que se podía acusar de mamertos era a mis padres. -A quienes al menos se les abona que no me pusieran a vender "Tribuna Roja" en los barrios deprimidos de la ciudad a mis tiernos tres anios, como si hicieran los entusiastas padres de otros contemporáneos. Así que sí, me dejo atacar de las pequeñas cosas que me acechan detrás de la puerta,
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.


Ese lastre que algunos siempre llevamos con nosotros y que incluye diarios, cartas de las amigas, de loe exnovios, fotos y notas de los que alguna vez fueran nuestros amigos y casi nuestra única familia, a veces los últimos rastros de una pista que perdimos seguramente para siempre, postales -me gusta comprar postales de los sitios que visito-, mapas de ciudades, souvenires de viajes -por ejemplo tickets de transporte público de París y de Bangkok, la tarjeta del hostal en donde me quedé, un papelito con mi nombre escrito en árabe y en hebreo...

Desde que me mudé con J. quedaron todas como almas en pena en una caja en el depósito. La caja permaneció cerrada en la sala de Düsseldorf, hasta la semana pasada en que decidí abrirla para sacar su contenido y organizarlo por fin. Después del ataque silencioso, casi inofensivo, del nido de pequeñas cosas que infestaban esa caja olvidada, comprendí que habían perdido su lugar físico en mi vivienda y quedarían condenadas para siempre al depósito, aún cuando no las quiera botar nunca.

lunes, 24 de noviembre de 2008

An expected visitor

Resulta que tengo un pariente en intraterra. Mi medio hermano menor está en la TU Delft haciendo un máster de Transportes. Aunque ya ambos bordeamos los treinta y nuestra diferencia de edad es de tres anios cuasi exactos, el tiempo en el que departimos juntos el aún seguía siendo un ninio. Mientras nuestros hermanos mayores (100% de él y 50% míos, pues yo soy hija única de mi mamá y ellos tres son hijitos de la suya de ellos: el por qué de todo este enredo nunca lo ha querido -ni lo querrá- decir claramente don M., el triste antihéroe y btw el papá de todos en esta historia), ejem, prosigo, mientras nuestros hermanos mayores y yo despuntábamos juntos en los albores de la adolescencia, él seguía refugiándose en el nintendo y en los cómics.

Dada la cercanía geográfica de los dos parientes y cronológica de la navidad, mi hermanito viene a visitarme para tales calendas. Será una oportunidad interesante para conocer por fin a este personaje, el último que me falta de los cuatro que llevamos aunque sea el mismo 50% de origen compartido.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Mal de amores

Hace dos semanas mis huesitos se pasearon por Hamburgo. Siempre estuve a la expectativa del post que saldría de la visita y de la recogida de los pasos, pero tuvieron que pasar primero algunos días y eso para sacar un post al respecto un poco a la maldita sea. Pero el tema lo amerita, aunque sea nada más por la casualidad boba de que a esa ciudad, en donde entoces vivía, le dediqué buena parte de los primeros anios de este blog.

Aunque no me recibió con la complicidad de viejos amigos con la que recibiera a S. en la última visita que lo vi, sí estuvo querida y se dejó acariciar, hasta ronroneó gustosa y su lloviznita de mierda -que no dejo de comparar con un banio turco frío- me alegró el corazón. Además, justo cuando iba caminando por la Große Freiheit el viernes por la noche, como corresponde, entró una llamada de mi papá al celular, lo que me hizo entrar en una especie de momento shock "tantas-cosas-juntas-no-te-pueden-estar-pasando-al-tiempo".

Sobra decir que me sentí como una princesa montando en trenes limpios y frecuentes y que hablé como lora mojada todos los días salvo el último. Fue un refresco para el alma departir con los viejos amigos.

Extranié a J., pero para él todos los signos de la ciudad que acaricié de nuevo hubieran sido mudos. O al menos eso hubiera dicho.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Propiedades específicas

* En la reunión semanal con mi jefa me fijé en los botines de mi companiera E. Me parecieron lindos. Cuando salimos E. me dice: Tenemos los mismos botines, sólo que los tuyos son cafés y los míos negros. Tenía razón.

* Comentando "Sex and the City" con N. (teníamos bastante tema atrasado), le dije que a la larga me había gustado porque Carrie acabó casándose con toda la sencillez del mundo, tal y como me casé yo. N's comment: You are a trendsetter.

* No sé por qué cuernos vine a caer en cuenta de que en ningún momento sentí miedo de venir aquí y quedarme. Ever. Y eso que estaba íngrima sola, no sabía el idioma, no tenía ingresos, bla bla. Lo curioso es que para otro tipo de situaciones de trámite aparentemente más fácil, sí me muero del susto.

* Nunca guardo ningún password en ningún computador. Aunque he tratado de implantar el método ñoño de Patton, todavía me quedan algunos passwords que no se cinhen al método y si los guardo, seguro que se me olvidan.

* Ya he despedido a dos colegas que se van de regreso a Latinoamérica (uno, un boyaco que se va a Santiago y el otro, un carioca que se va para Sao Paulo), y la posibilidad de un viraje parecido en mi biografía ni se me ocurre. Es más, me daría pereza.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Ensenianzas del ocio

Mit Facebook kann ich nichts anfangen.

Con el Facebook me siento más engüesada que si me hubiera ganado un marrano en una rifa. Es reizt mich nicht, no me provoca nada. Aunque no deja de sorprenderme la manera cómo pueden rearmarse los pasados en presente, incluso uno muy reciente (mis amigas hamburguesas también andan encarretadas con el asunto), en realidad es que no se me ocurre nada para hacer ahí. Me siento torpe y bisonia como una abuelita (o mamá, ejem) de esas bien brutas para el computador.

En cambio con los blogs me siento a mis anchas.

Y ni hablar de otros portentos conocidos apenas de oídas como el twitter, el menéame o qué sé yo otras historias.

No sé. Es como ser más de salir a bares que de meterme a las salas de las casas.