miércoles, 27 de junio de 2007

Lost in Hamburg

Para compensar mi desencuentro con la Gorda, el destino puso la visita de S. y L. a Hamburgo en el mismo fin de semana. Claro que fue un gusto ver a los colegas, yo necesito de tales excusas para ir a su encuentro. Lo que me desconcertó un poco fue tanta nostalgia junta de los tiempos viejos, de cuando estaban recién llegados, de cuando tenían más pelo y menos barriga. Como si el gorrión en sus cabezas cantara sin cesar "Those were the best years of our lives".

S. estaba radiante, a pesar de la sonrisa maleva que le dejó un empujón indelicado en la excursión de rigor a la Reeperbahn la noche anterior. Para colmo -ah, Hamburgo, cómo puedes hacerte la querendona- no dejó de encontrarse por casualidad con conocidos en la calle, después de 4 anios de haberse ido y tan sólo 24 horas después de haber regresado.

S: "Por muy contentos que estemos en nuestras vidas, algo nos hace falta".
Sí, de acuerdo. Salir del laberinto que Hamburgo les puso a algunos en el corazón. Aunque la tropilla reunida y la cerveza que fluye todo el tiempo no ayuden mucho.

martes, 19 de junio de 2007

I should go

En marzo de este anio tuve la feliz oportunidad de encontrarme en Amsterdam con C. C. es un antiguo gran amor con quien logramos llegar a un punto óptimo de amistad. Pocos segundos después de nuestro abrazo en una de las plataformas de la estación central de Amsterdam estábamos enfrascados en una conversación como si no nos hubiéramos visto hace más de una semana, cuando en realidad habían pasado 3 anios y medio. Esos tres días fueron maravillosos y, cómo no, se pasaron ultrarrápido.

Me pareció correcto informarle a J. de mis planes y explicarle con quién era. El corazón me dió un vuelco de alegría cuando lo ví hacerme berrinche. Que si era que me estaban acosando las dudas me decidiera ya de una vez, que qué era la pendejada. My hero. No, no había duda ninguna. Simplemente iba a encontrarme con alguien muy querido por mí. Y no iba con la mínima intención de ponerle cuernos. Si hay algo que pueda garantizar una relación muy armónica con un ex es que el sexo no haya sido bueno y que ambos lo hayan reconocido. En otras palabras, que sea un escollo que ya se superó y con el que no vale la pena sobrecargar una relación que es, por lo que a lo demás concierne, una complicidad deliciosa.

Yo en ningún momento contemplé la posibilidad de no ir al encuentro para no molestar a J. Así de limpia tenía (y tengo) mi conciencia -igual, y como O.J. Simpson, suponiendo que así hubiera sido... de todos modos a los demás que les importa! no quiero quedar como puritana en este blog-. Pero algunas amigas me sugirieron que "si realmente me importaba mi relación con J. no debiera ponerla en riesgo yendo a ese encuentro". No sé. No estoy de acuerdo, si su temor era que yo le fuera infiel no tenía qué temer, porque no lo iba a ser (al menos no con C.!). Igual y fui y regresé contenta y le conté lo que medio podía interesarle (que tampoco era mucho, que C. y J. no podían ser personalidades más opuestas).

Ya sé que una dama no sólo debe serlo sino también parecerlo. Pero yo no quiero ser ese tipo de damas. A mí me da mucha pereza jugar a sepulcro blanqueado, porque eso de hacer las cosas por debajo de cuerda siempre resulta bastante desgastante. Yo también hago mis vueltas, pero cuando veo que se pueden hacer, no así en situaciones tan obvias.

Este encuentro con C. fue como hubiera sido la reunión con la Gorda (sí, tengo una amiga a la que le digo Gordis querida con todo el carinio y el respeto del mundo), claro, si hubiera podido tomar el avión a Freiburg, pero no estaba el palo para cucharas y mejor quedarse quietecita en San Francisco mirando a la bahía y preparándose para la llegada de la cigüenia. Por segunda vez me quedo esperándola, la otra vez fue hace unos 4 anios, venía desde el sur de Francia con rumbo al norte pero llegando a Bélgica la muy descoordinada ya no tenía un centavo. La odio. Tendré que ir a verla yo.

Was damit hier...

Para mí sigue siendo un enigma yo por qué decido postear algo. Al principio era mucho más obvio y fácil escoger los temas, pero el tiempo va pasando, el territorio virgen que fuera alguna vez el tema del blog está totalmente urbanizado, la pereza va ganando de a ratos, ya menos cosas sorprenden, ya se acostumbraron el ojo y los demás sentidos. De a ratos me recuesto descaradamente en el "Spiegel", pero creo que hace rato le mermé a esa fuente, ya no tengo tiempo ni siquiera para revisar los titulares. Aunque los escasos pero leales seguidores de este blog estarán familiarizados con cierta "geografía" de este blog (esta ciudad rota, este miniapartacho en el que departo con J., los contrastes que aún percibo, entre otros), me parece que he evitado temas "demasiado" personales. Tenía otro blog destinado a ese tipo de "desechos", pero finalmente no cuajó y terminé posteando solamente en este. No sé por qué esta timidez en este aspecto. Quizás trato de quitármela de encima un poco con el siguiente/anterior post -dependiendo del orden en que se lea el blog-.

Lo que hay que oir

"Para mí eso de viajar en el S3* es como estar de vacaciones. No se ven más que extranjeros en los vagones!!"


Comentario de una companiera de mesa en la cantina** de la empresa.

*: El S3 es la línea de metro que atraviesa el Elba y conecta el norte con el sur. En medio queda Wilhelmsburg, la isla fluvial más grande de Europa y en la que queda el guettho en el que viven extranjeros y receptores de ayuda social (pero no sólo ahí, hay otros tantos sitios ídem por toda la ciudad salvo el este). Y al otro lado del río hay otro guettho, un núcleo importante de industria y oficinas y la Technische Universität, en cuyos predios tuve la oportunidad de departir los anteriores 6 anios de mi vida y cuyos estudiantes internacionales también contribuyen al variopinto paisaje.

**: La cantina es el comedor / casino / restaurante de una empresa. En la universidad es una "Mensa". Generalmente es un autoservicio con precios cómodos.

lunes, 4 de junio de 2007

Las mañanitas justo abajito

El fin de semana le hice un poco de conversa a los Pérez, que ya son abuelos por segunda vez (aunque apenas rondan los 50) y que llevan meses remodelando el apartamento. Doña Pérez me mostró también la adecuación que le han hecho al depósito que tienen en el sótano.

-E increíble la cantiá de cosa que se acumulan en 25 año, me dijo en impecable chileno mientras me iba mostrando todo tipo de instrumentos musicales y de artículos de navegación en remo (tienen también un kayak amarrado en el canal que pasa por detrás del patio trasero del conjunto de edificios). En una esquina se podía ver una especie de envoltorio que insinuaba un sombrero de charro.

-Es que hasta sombrero de mariachi tienen, le dije en son de broma.

Efectivamente era un sombrero de charro. El cual es efectivamente utilizado. Para qué otra cosa puede ser usado un sombrero de esos? pues claro: para dar serenatas. Don Pérez es músico (de ahí la cantidad de instrumentos en el sótano), de vez en cuando yo lo oigo cantar con su guitarra y me acuerdo de las veladas aguardientosas de mi papá con sus amigos que tenían un dueto (llegaron a aparecer en algunos capítulos del Profesor Yarumo) o con el esposo de mi tía, que cantaba horrible pero que le ponía sentimiento... Y entre tanto grupo del que hace parte, pues también hay un grupo mariachi conformado por él y otros latinos. Su principal clientela son los colombianos en lontananza y alguno que otro alemán que llega transtornado de sus vacaciones mexicanas.

Pareciera que el sino mariachi me persigue. En Bogotá vivía cerca de la zona en donde suelen ubicarse y aquí resulta que vivo varios metros arriba de otro.

Adenda del 24 de noviembre de 2011: Mi amiga pastusa en HH casi contrata estos meros servicios para su fiesta de cumpleaños número 40 el próximo fin de semana, a la cual tendré el gusto de asistir. Por razones aún desconocidas pero adivinables en los recuerdos de mi amistad con ella, ya no habrá serenata en el sarao. Hasta aquí llegó el encuentro con ese pasado.

viernes, 1 de junio de 2007

Anuncio de cambio de canción

Que hagan lo que se les de la gana

Ni la tal reunión ni las tales protestas van a servir para nada

Lo que me impresionó fue cómo el contexto de "civilidad" en el que este país funciona se puso borroso

Qué paradójicos pueden ser los caminos que propone el Zeitgeist