jueves, 21 de diciembre de 2006

Yo soy de los que hacen el blog para sí mismos, pero por supuesto es todo un gusto saberlos a ustedes "al otro lado de sus pantallas" -esto por favor dicho con la voz de George Barón cuando todavía no estaba tan destemplado-, amables lectores de este blog.

(Lo de dejar las felicidades en un post está de muy mal ver, pero también soy de las que prefieren quedar como un zapato siempre y cuando las intenciones sean sinceras).

Felices fiestas si son partícipes de ellas,
felices días de descanso
-que esos siempre vienen por default por muy escéptico que uno sea-
y los mejores deseos so pretexto del cambio de anio
pero en realidad siempre que se pueda

Buen resbalón en 2007! -como dicen los de aquí, espero que a nadie le parezca ominoso-

Cerrar sin haber cerrado

En octubre de 1999, con apenas una semana desempacada en esta ciudad y sin saber ni jota de alemán, me compré un ticket para ir a ver a Morrisey en una especie de bar-garaje. Camino al concierto, en una escena digna de película de Meg Ryan, conocí a un chileno que iba para el mismo lado y quien luego -después se vería que no tan desinteresadamente- me mostró algo de Hamburgo.

Como según yo he de irme de aquí pronto, me pareció muy simbólico ir a ver a Morrisey en su concierto del lunes anterior (18 de diciembre) ya no en ningún garaje sino en el Color Line Arena, el escenario de mostrar de por aquí, a modo de despedida de Hamburgo -falta que acabe despidiéndome más que circo malo-. Ya soy veterana en esta ciudad, ya no protagonizo escenas de comedias románticas con desconocidos, pero igual me gocé de nuevo la voz aterciopelada de Morrisey y sus canciones hermosas. Traté de tomar unas fotuchas que aún no sé cómo descargar del celular (modelo viejito de ponerle la cámara en donde se conecta el cargador), pero menos mal los muchachos de Die Zeit también andaban por allá e hicieron la tarea por mí.

No hubo bar de okupas ni fiesta after como la primera vez, pero sí una felicidad inmensa en el camino de regreso a casa.



-como para dejarle soundtrack a este post tan musical. Claro que esa canción no la cantó en el concierto-.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Una va, ellas vienen - De valkirias (I)



Foto tomada de: Norse Mythology Pictures

Aquí, como en casi todo el mundo, el deporte nacional es la queja. Las feministas no son la excepción. El Destiempo informaba recientemente sobre no sé qué ranking de dónde cuernos -la pereza de buscar la noticia me gana- de la situación de la mujer en el mundo, en donde Alemania ocupaba un flamante 4° puesto.

Si se mencionó en las noticias locales, ni se sintió -y no creo que lo hayan hecho, porque enseguida hubieran saltado. Porque las mujeres alemanas se sienten muy injustamente tratadas. Con todo y las leyes de equidad, las licencias de maternidad hasta de tres anios, lo versátil que es el idioma alemán para hablarles a todos y a todas sin muchas interrupciones y lo domesticados que tienen estas valkirias a los hombres alemanes.

Una senial de que se han alcanzado logros es que no faltan los que se aburren y entonces, en uso de su libre albedrío, deciden emprender camino en la otra dirección. Como una expresentadora de televisión que este anio sacó un libro en el que aboga por la vuelta de la mujer a su rol tradicional de la cocina y la crianza de los hijos. Se arrepiente infinitamente de haber dejado desprotegidos a sus bebés por haber seguido con su carrera profesional, de la cual ya se retiró.

Quizás tengan razón en sus justas demandas las mujeres aquí, pero yo qué puedo decir.

Lo mismo que le digo a mi suegro cuando se queja de la autopista A1 -que une Hamburgo con Colonia- porque apenas tiene dos carriles (dos de ida y dos de vuelta, se sobreentiende).

martes, 5 de diciembre de 2006

onreivni y otros reversazos

Mi experiencia con el invierno no es extensa, pero sí me da para sentir este invierno demasiado tibio. Es raro estar tanto tiempo de noche y salir sin que el frío hiera la piel, sin sentir la necesidad de meter la nariz en la bufanda, que ya se antoja redundante. Lo que no me deja disfrutar la templada temperatura es saber que esto es otra senial inequívoca de lo mucho que nos hemos perrateado el clima.

Tenía varios temas para postear, ninguno agradable:

-el connato de masacre en un colegio -un exalumno hirió a varios, sin alcanzar a matar a nadie, antes de descerrejarse un tiro él mismo-. El chico había hecho un mapa del colegio para un juego de video de esos de matar a todo lo que se atraviese por delante y en un vlog había expuesto todo su macabro plan. A los políticos sólo se les ocurre salir a vender el sofá y echarle la culpa a los juegos de video y al Internet.

-diverso tipo de reacciones a una aplicación de empleo por Internet:
°NINGUNA
°días, semanas o meses después: "muchas gracias por su interés, pero lamentamos informarle que a)nos hemos decidido por otro candidato, b)ud. no tiene el perfil que buscamos, etc etc, le deseamos mucha suerte y que ojalá que encuentre la posición que está buscando, bla, bla" -es la más usual-
°La misma respuesta, pero UNA hora DESPUÉS de haber mandado la aplicación (!)
°Ninguna y a los pocos días ver el anuncio puesto de nuevo (!!)
°Ser invitada a una entrevista, ir y a los pocos días ver el anuncio puesto de nuevo (!!!!)

-Un artículo del periódico que me llamó la atención: detrás de la epidemia del SIDA viene otra con pasos suaves, casi inadvertida pero cobrando no menos vidas y eso sí más piernas: la diabetes (de 30 millones de casos en 1985 a 230 millones en 2006 me pareció un dato bastante asustador). Y todo el mundo feliz de la vida jartando CocaCola, comiendo dulces y golosinas... y yo mejor me callo para no sentirme como una loca queriendo evangelizar a los infieles.

Mejor me sacudo las cucarachas de la cabeza y posteo por primera vez un video del Youtube. Aunque el video es bastante flojito (ignoren a la cantante, hagan de cuenta que es una voz incorpórea la que canta), así como el título de la canción (menos mal lo supe después porque jamás me hubiera animado a buscar una canción titulada "Danza de las moléculas"), me tomo la molestia por que la cancioncita me gustó mucho. Aunque no lo parezca, mein Herz tanzt.