viernes, 21 de diciembre de 2012

Mi sal no me abandona

Por descuidar este blog es que me olvido también de su rol de muro de los lamentos de mi realidad nacional. Aunque en todas partes las mujeres inteligentes tenemos (guiño) problemas, no puedo evitar la sensación de  "ser bulto de sal" que me asalta en estos casos.


Fin del mundo de 2012

Es un misterio insondable por qué a veces descuido tanto este sitio, si me da tanto gusto tenerlo.  Aún tengo un post en borrador sobre mi viaje camboyano (ayer, cuando mi amiga del colegio me preguntó al respecto en nuestra charla en skype, estuve hablando sin problema por casi media hora, estando el viaje ya tan lejano en el pasado y en el recuerdo).  Desde mi regreso hasta hace pocos días tuve realmente mucho que hacer en el trabajo, también tuve otros dos viajes domésticos, un visitante y una persecución de una firma.  El  fin de año estuvo bastante ajetreado. Pero hoy comienzo una pausa de 12 días en los que voy a poder dormir a pierna suelta y a hacer lo que se me dé la gana.   Desparcharemos juntas la Navidad con una amiga de Medellín que pronto se regresa.  Me expondré a la luz del escaso sol en un día mujercito de shopping y latte machiato -con recompensa en la tienda de libros, as usual- en uno de los días hábiles que tendré a disposición.  Tendré invitados a cocinar en la casa.  Espero poder recibir a 2013 bailoteando ebria.  Veré a un compañero de ruta entrañable en la parte bonita de la isla en que vive en enero.

viernes, 19 de octubre de 2012

Fin de año autoinflingido

Estoy aterrada de la vacaloca que tengo de aquí hasta el primer fin de semana de diciembre.
A respirar hondo, maestra, soltar el aire poco a poco y prepararme para el fondo que me espera estas semanas.  Dejar todo listo hasta el jueves para desaparecer por dos semanas casi que literalmente en la Cochichina (confieso mi amplia ignorancia de que siempre pensé que este nombre era un chiste, un juego de palabras, y no un lugar real), no allá sino en Camboya.  17 días.  Llego un lunes a las 5 am directo a trabajar.  Y llego y no paro, pero dejo así por ahora esta descripción de la marejada.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Historias de CDs

Malkasten, Vol. 5
En un Audi sobre la A3 rumbo a Frankfurt.  A llegar a la medianoche a esperar un bus que salía a las 4 am en los bellos y tranquilos entornos de la estación central de esa ciudad -en pocas partes de Alemania se prenden mis alarmas bogotanas:  esta es una de ellas-.  El bus me llevaría al aeropuerto alternativo disfrazado de Frankfurt (Frankfurt-Hahn, se llama) que en realidad es un pueblucho como a 2 horas en el tal bus.  Esos son los aeropuertos en donde operan las aerolíneas pitufo, las que son re-baratas y que deben ser un atentado al CO2.  40 euros por un ticket ida y vuelta Frankfurt-Hahn - Girona-Barcelona (otro disfraz).  Claro que lo que se ahorra en el pasaje se paga con creces y más en el transporte entre ciudad de partida - aeropuerto en la porra A y aeropuerto en la porra B - ciudad de llegada.

Mis pasos no me llevaban a Barcelona, sino a Rosas, a un encuentro incierto que resultó ser en una casa con vista a la bahía desde la terraza con piscina, al inicio de la carretera que llevaba al restaurante El Bulli (que conste que yo ignoraba toda esa escenografía antes de llegar).  Mi momento Paris Hilton en la vida.  Creo que esa es una historia de otro post.  El caso es que estaba en el trayecto al aeropuerto perdido del vuelo pitufo.  Iba en un grupo de viajeros, una opción barata:  gente que va en su carro a otra parte pone un aviso que quién viaja con él.  El precio es menos de la mitad de lo de un pasaje en tren, el dueño del carro apenas hace lo de la gasolina y viéndolo bien, es hasta eco-friendly, se optimiza el uso de los carros.  El dueño de este coche iba a todísima mierda, please remember que la Autobahn tiene tres carriles en cada sentido.  El otro co-viajero se bajó apenas pudo y yo, pues bueno, este, acérquenme por favor a la estación central... -oye, pues si tu bus sale hasta las 4 y recién son las 11, porque no te vienes con nosotros? vamos a la casa de un amigo, aquí llevamos harto trago, oímos música.... pues ante mi otra alternativa -la hermosa estación central-, quedar en manos de quien pudo haberme destutanado a 200 kmh fue cuasi-providencial.  La reunioncilla se puso hasta buena.  A eso de las 3:30 decidí emprender mi camino, pero primero fui al baño. Cuando quise salir, la puerta no abría.  El desespero de pensar que tanto esfuerzo invertido para venir a perder el vuelo porque me había quedado encerrada en un baño era insoportable.  A los no sé cuántos tropecientos mil minutos logré abrir la puerta.  Nadie se había dado cuenta de nada.  Esta parte de la historia tuvo happy end, sí logré tomar el bus y después el vuelo.  No porque recuerde el alivio después del desespero, sino porque no tengo recuerdo alguno de otros contratiempos.

El anfitrión de la velada trabajaba en una productora de música y recién acababan de sacar una compilación.  Me regaló una copia.  Son 2 CDs, uno de club y el otro de lounge.  Este me gusta más y es el que estoy escuchando ahora.

Eco2, Jorge Drexler
Esta historia le pasó a una amiga de una amiga mía.  Su gallinazo novio no tuvo ningún reparo en arrastrarle el ala a una amiga suya (de ella, la novia) y la supuesta amiga no tuvo reparo tampoco en acceder a tales propuestas.  Cuando todo el teatrito se descubrió, la mujer traicionada no dudó un segundo en echar a la basura el CD que la ya ex-amiga le había regalado.  Nuestra amiga en común lo rescató aunque ya lo tenía, así que andaba buscándole doliente al CD repetido y esa fui yo.  Lo oí hasta el cansancio, adoro Todo se transforma -es la canción perfecta de un ONS-, pero fue durante mis años de casada. Quedó una asociación extraña ahí.  No da como para tirarlo a la basura, pero tampoco para escucharlo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Ein erfüllter Wünsch

Encontrar amigos es cada vez más difícil.  Nuestras exigencias aumentan con el tiempo, en la misma o mayor  proporción en que las posibilidades de conocer gente disminuyen.  Durante mis largas estancias académicas tuve el privilegio de hacerme a un muy buen amigo en cada período.  Es así como mantengo contacto con  Hipo, mi amiga del colegio; así fui a parar por segunda vez a una ciudad ignota en Polonia para ver a Margarita  -la amiga de pregrado de la UN- en escena Meg Ryan hace un año; es como de vez en cuando skypeo con Horax -el compinche de la especialización en la UN que ahora está en Cangurolandia, como él dice- y conocí a A. su hermana, en esta ciudad; es como de vez en cuando tengo noticias de Natasha -fuimos becarias de la misma institución durante el doctorado- desde su dolor en Hamburgo.

Y es como tengo a mi amigo C, con quien nos conocimos en nuestros másteres en Hamburgo.  Es una cuestión de similitud de almas (no nos da para gemelas pero sí para afines) que en ese entonces cuando nos conocimos devino en algún tipo de relación extraña de pareja porque no supimos cómo más asumirlo.  Por la incompatibilidad de tendencias, era obvio que eso en plan pareja no funcionaría jamás.  Nevertheless, alcancé a subirme tontamente en esa ilusión (sin dejar de seguir arrastrando un pie en la realidad) como para ponerme celosa mientras duró -ah, celos intensos los de aquel tiempo- y triste cuando terminó.  La relación tuvo períodos en que se mantuvo a distancia por hacer C. prácticas en ciudades distintas de Hamburgo . C. regresó a su natal D.F. en febrero de 2003 cuando acabamos el máster.   Hubo un encuentro inesperado en primavera.  La última vez que estuvimos juntos como pareja fue en mi visita al D.F. en noviembre de aquel año, cuando terminamos.  Fue la vez del encuentro con el manito, btw.  Nuestra escena final fue muy parecida a la de Lost in Translation.  Había dejado el pasaporte sobre la mesa en su apartamento, tuve que regresar en el taxi con el que iba al aeropuerto y lo vi una vez más, esa si la última, pero "extra", porque ya nos habíamos despedido. Lloré mares con el final de esa película.  Además la vi poco después de mi llegada de aquel viaje.

Estuvimos distanciados algunos meses (¿quizás años?) pero finalmente retomamos el contacto.  Su hermana se radicó en París cuando aún estábamos en Alemania, así que venía a Europa seguido.  Entre tantos ires y venires alcanzamos a vernos un par de veces en el mejor de los planes y él alcanzó a enamorarse de París.  Tanto, que hace dos años que allí reside.  Eso nos ha acercado bastante.  De París regresaba cuando mi marido me recibió con su maleta hecha, presto a largarse.  Hablamos mínimo una vez por semana.  Con él festejé mi cumpleaños pasado en Budapest y con él me veré mañana en Amsterdam.

En aquellos tiempos desesperanzados cuando estábamos juntos, yo no perdía oportunidad alguna de prender velas en la iglesia para pedirle a todos los santos que lo dejaran a mi lado.  A la larga accedieron a mi petición. :-)

viernes, 10 de agosto de 2012

Pathos

Mi corazón me decía, por motivos varios, que tenía que despedirme de este galán.  Me puse uno de esos plazos procastinadores que uno siempre se inventa, pero se atravesó un evento inesperado que lo adelantó.   Gracias también a este evento quedé inmovilizada para comunicar mis intenciones y sentimientos:  ¿cómo se le dice a alguien cuyo padre acaba de morir que uno quiere abrirse?   Peor aún, el hombre no tuvo ninguna necesidad de salir de la clinica cuando fue a ver a su padre, pues (mi versión) su cuerpo aprovechó la situación para reportarse -algo como "hey, estoy descuidado"- y tuvo que quedarse ahí.

El remate:  mientras el otro pasaba su primera noche en el hospital, yo conocia a alguien wirklich interessant (tercer hombre interesante que conozco en dos meses en esta ciudad sin haber recurrido a servicios chimbos de parship en Internet sino solo a mis encantos.  Prometo despotricar menos de este pueblo de ahora en adelante).  Hacía rato no conversaba así con nadie.  Entre diversos tiros, también el de ser ingeniero químico.  Pero me siento maniatada: aunque ya tomé la decisión de ser "libre", un no sé qué escrupuloso me impide saltar de buenas a primeras estando el aún-galán en esa situación tan adversa.

Linda la telenovela.  Tendré que conseguirme un tercero para pasar sin remordimientos el fin de semana sin tener que quedarme sola.

sábado, 4 de agosto de 2012

Misreadings

-Gracias.... (cara inevitable de desconcierto por los dos libros de García Márquez en alemán(!!), el papel de regalo bonito al lado).
-¿Lo conoces? ¿Los has leído?
-Pues seehhh....
-Lo suponía.  Pensé que era mejor esto a un autor alemán que no conocieras.
-Hubiera sido mi problema.  Por eso fue que te regalé un libro de Bolaño: porque me pareció buena idea que conocieras un buen escritor latinoamericano que no fuera de los mismos de siempre.  Que no te haya gustado es asunto tuyo.  *casi dos meses y aún no pasa de la página 50 en una novela de menos de 200.
-¿Sabes por qué lo sigo leyendo? Porque es un hombre.
-(WTF!).  ¿Otra copa de vino?

PS:  Hay que ser justos y contar que en el segundo intento el hombre se esmeró más:  salió con una novela de Alex Capus, un autor suizo de quien habíamos visto juntos una entrevista con canciones en tv (un formato hasta interesante:  el entrevistado escoge las 5 canciones de su vida y un grupo de tres gatos de planta del programa tiene que adivinar quién es:  mientras los gatos discuten cada canción, va transcurriendo la entrevista) y una novela histórica en español.

miércoles, 25 de julio de 2012

Is that so odd?

The mobile phone on the table beside me is silent. It hasn't rung, beeped or throbbed, probably since yesterday, maybe the day before. No calls, no emails, no texts, no Facebook notifications, no tweets, and there's nothing blinking on the answerphone, because the landline hasn't rung since December, except people in call centres who can't pronounce my name.
All these methods of communication and yet nobody's communicating with me.
Marion McGilvary 
Este artículo me mató -aparte de lo del nido abandonado:  el mío ni siquiera ha estado habitado nunca-. Tenía que guardarlo en alguna parte.

jueves, 19 de julio de 2012

Preguntas-balanza

La pregunta de la semana pasada en la clase de francés alcanzó a ponerme en mood pensativo.  Comment voyez-vous votre avenir?  En mi futuro es en lo último que quiero pensar ahora, al borde del pliegue cronológico de una esquina (aka: próxima semana cumpleaños terminado en 0) sin tener mucho de dónde agarrarme, ni en lo material, ni en lo afectivo, ni en lo familiar (auch, auch) y al paso que voy, ni en lo espiritual ni en lo mental....

La pregunta de esta semana fue:  Avez-vous de regrets?  Por mucho que me angustie pensar en mi futuro, al menos puedo mirar para atrás y decir con toda la tranquilidad del mundo:  Non, je ne regrette rien.  Puedo doblar la esquina tranquila.

lunes, 9 de julio de 2012

Mi suerte de recicladora

Cuando bajé al sótano a parquear la bicicleta vi una caja recostada contra el container amarillo de la basura (el de los empaques) que reflejaba de manera extraña la luz trasera de la bicicleta.  Pensé que era un empaque grande de chocolates, pero cuando lo alcé, se leían las siguientes palabras:


Beethoven
9 Symphonien
Karajan

Berliner Philarmoniker

y abajo en un cuadrito amarillo

Deutsche Gramophon

Al menos mi suerte como recicladora involuntaria se mantiene.

No sé si conservar la caja (no tengo tocadiscos) o irme de gesto "chimbo" de amistad dándosela al hombre que salió de y volvió a la nada, con quien hará unos dos meses reanudamos relaciones diplomáticas.  No porque lo tenga en especial consideración, sino sería apenas una cuestión de optimizar la emoción del hallazgo:  por su naturaleza de cazador de LPs en mercados de pulgas supongo que él, de todas las personas que conozco (incluída yo), es quien más se alegraría de poseer la caja.  Claro que capaz que se la doy y me dice que ya la tiene, que el hombre también suele salir con tiros así.

De malas xvii

Casi nunca me decido a emprender actividades culturales en este pueblo.  Esta vez fui juiciosa y busqué en internet la información de este festival que vi anunciado en un cartel callejero.  Había dizque un tal "Tour der sanften Tristesse", un nombre matador para este estado de ánimo que tiende a reconocer, entre otras cosas, una vez más, lo difícil que me resulta encontrar un partner con quien no me aburra.

Hoy me fui para el tal sitio donde era la obra -¡yo emprendiendo camino espontáneamente a la ciudad!!! ¡eso no se ve nunca!- nada más para encontrar que los tickets estaban agotados.  Qué cuernos les costaba hacer medio click en la página de internet anunciándolo.  Al menos el lugar no era en la quinta porra, nada más perdí una hora de mi apreciado tiempo (media hora yendo y otra media regresando).

martes, 26 de junio de 2012

Contrastes súbitos

A principio de año tuve una situación en la que los acontecimientos de mi vida seguían la tendencia de los de la novela que estaba leyendo.

Anoche fue más bien una contrapunto entre dos realidades paralelas, así como una noche de hace 15 años en la que mi corresponsal de entonces trataba infructuosamente de enviarme un email mientras veía "You've got mail" y no podía distinguir entre lo que pasaba en su computador y en la película.

A eso de las 8 estaba en los capítulos finales de "Eat, pray, love" (mea culpa, sí, me engüesé en la caja de intercambio de libros de la oficina con ese adefesio, lo confieso) en donde Felipe le declara su amor a Liz mientras mi amante me dejaba por enésima vez plantada en mi casa esperándolo... no solo era el sentido de la lectura opuesto al de la realidad, sino que también las dos cosas eran cuasi-simultáneas, no en secuencia.

Entrada la noche, llamé a mi amiga A. para consolarla de una pelea con su mamá.  Las dos compartimos nuestro sino de hijas únicas que dejaron sola a la mamá separada.  Estaba yo finalizando una frase pomposa cuando sonó mi celular -mi amante llamando por tercera vez a disculparse-.  Hubiera sido un simple ruido de fondo, de no ser porque el ringtone que le tengo al teléfono es la introducción de Chespirito.  La seriedad y el sentimiento de mi statement se fueron al carajo con ese soundtrack y no nos quedó más que reírnos como dementes por los siguientes 10 minutos.

El intercambio de libros

Hará cosa de un año que dos colegas en el edificio en el que trabajo tuvieron la brillante idea de poner una caja de plástico en una esquina de la zona comunal para que intercambiáramos libros.  La gente que quiere sus libros no se deshace de ellos, no en circunstancias  normales, así que como era de esperarse la caja se llenó de libros malos porque nos desengüesamos (amo ese verbo colombiano para decir "deshacerse") de los libros que teníamos en la casa y que no nos gustaban.

La caja de intercambio rebosa de krimis.  Los krimis, que es la palabra alemana para novela de suspenso, son superpopulares en Alemania.  Henning Mankell -que es sueco- es uno de los autores más celebrados.  Yo no sé a mí por qué ese género me da tantísima pereza, será también por lo mucho que les gusta a ellos.  Nunca me he animado a leer nada; quizás algún día le haga a las novelas de Stieg Larsson, pero creo que esas no dan para ser consideradas como krimi (?).

Yo puse los libros que me encontré en los trenes -de alguna manera continué con el ciclo que ellos ya habían comenzado-, libros de autores buenos que compré en segundazos  pero en los que no pude pasar de la página 20... También allá fue a dar una versión en español de "Crónica de una muerte anunciada" que estaba en mi casa, pero el desengüese no fue por la calidad del libro sino por su origen:  lo había traído el amigucho del #miex que nunca me pude tragar.

De la caja apenas he tomado una novelita de Marina Lewicka (se dejó leer), uno de Ephraim Kishon (que es tan chistoso que en el tercer sketch uno ya está saturado de su humor y no quiere leer más) y un tercero que da oso confesar pero que no salió tan malo....

Seguramente estoy subestimando a mis colegas, pero como serán de zoquetes que "El amor en los tiempos del cólera" (en alemán) lleva ya casi un semestre sin que nadie lo haya tocado siquiera, mientras que una novelita de esas de mujeres torpes en busca del amor, en cuya compra incurrí por allá en 2002 en una larga espera en un aeropuerto, no duró ni media hora en la caja y no la han devuelto.

martes, 19 de junio de 2012

Carteros raros

No deja de ser curioso cómo los carteros de esta área no pueden distinguir los nombres de los dos latinos que vivimos en este edificio y me ponen muchas cartas del vecino cubano -no es que seamos Hernández y Fernández, los nombres son bastantes diferentes- pero si tienen memoria de elefante para recordar que en mi buzón hubo alguna vez también un nombre polaco y me sigue apareciendo todo tipo de folletos de tiendas y fiestas alusivas a tal país.

Nuevas del vecindario

Frau Furia-de-los-Infiernos o la Hijueputa Vieja Loca
Mirar a esta señora de apariencia descuidada es como mirar a una Furia:  cuando percibe la mirada, la vieja comienza a insultar.  Lo mejor es ignorarla, hacer de cuenta que no existe.  El problema es cuando el esperpento se aproxima por atrás y uno está descuidado: como mi pulgar izquierdo lo sigue recordando meses después, uno se torna en el objeto de su rabia con el universo y puede resultar lesionado.  Otros vecinos han sido amenazados con un cuchillo, golpeados con objetos en bolsas voladoras o bombardeados con agua y basura desde su balcón (de ella).  Los dos maridos que ha tenido la han abandonado y va y viene del hospital psiquiátrico como quien sale de vacaciones.

Frau Koch
Frau Koch era una maestra pensionada, debía tener sus setenta y tantos.  No vacilaba en hacerme la charla cuando nos encontrábamos, era amable, me contaba chismes de los otros vecinos.  Cuando hablamos del #miex me contó su propia historia: mantuvo una relación durante 38 años en la que cada uno vivió en su casa hasta que se caNsaron y decidieron terminar.  Deduzco que no se casó y no tuvo hijos.  Esta semana me enteré de que Frau Koch falleció en su apartamento de un ataque cardíaco hace cosa de un mes.  Yo la recuerdo "saludable", pero mi fuente asegura que ya venía quejándose de achaques y dolores.

El cubano
Mi último domicilio en Bogotá comenzó a llenarse de cubanos a fines de los 90.  Algunos todavía viven ahí.  Supongo que a mi destino le chifla la simetría y por eso me puso un vecino cubano en el piso inmediatamente superior de mi residencia dusseldorfeña.  Llegó a la USSR y allí se hizo a su esposa kasajistana, que es ingeniera y como muchos kasakos, alemana de 3° generación, por lo que presumo vinieron a parar a estos lares.  Las hijas veinteañeas ya se fueron de la casa, queda el suegro kasako con ellos. Nunca me ha dicho nada de la peste que debe llegarle a su balcón (no es su balcón principal, ha de ser por eso) cuando fumo marihuana en el mío.  Escribe novelas, cree en ovnis y quiere mandar su matrimonio a la mierda, pero me da la impresión de que tiene una posición ídem a la que tuviéramos con el #miex (ella es la que más gana y él es el amo de casa) que lo inmoviliza. 

El dentista
Señor buenísima onda que tiene el consultorio en la planta baja.  Aunque tiene la mano un poquito dura, las carteleras de aire escolar que tiene en su consultorio explicando las caries y cómo lavarse bien los dientes y su vehemente propaganda contra los cepillos eléctricos me convencen de ir a abrirle las fauces cada 6 meses.  A mí me gustaría quedarme hablando con él más rato cuando me lo encuentro en el pasillo o en el sótano, pero no encuentro el pretexto y él tampoco da la pata.

Ironic

En la esquina de mi edificio hay un supermercado en el que solo compro el agua embotellada, la leche y cosas last minute del tipo "se me olvidó la mantequilla".  Antes compraba ahí también el jugo y algo de monchis, pero el surtido de estas secciones ha desmejorado notablemente.  Ya no se consigue el jugo de la granja exprimido directamente -era industrial pero publicitaba un aporte para sembrar manzanos silvestres y tenía las variedades "manzana-frambuesa" y "manzana-saúco*" que eran riquísimas-, sino solo se encuentran los jarabes azucarados de los otros jugos industriales y en la sección de monchis los paquetes de papas fritas con ese asqueroso polvo rojo invaden cada vez más estantes y dejan menos espacio para las nueces y los pistachos.

Toda esta descripción de este supermercado rascuache nada más para resaltar la ironía de que justo ahí consigo casi todas las semanas los mejores aguacates que haya probado ever en Alemania.


*¡recién me entero de que el novedoso Holunder es el mero saúco!!

lunes, 7 de mayo de 2012

(Manifiesto)^-1

@11amber11 publica un manifiesto por la conservación de la nacionalidad colombiana habiendo migrado a Europa. Respeto profundamente su sentir, pero no lo comparto. No pretendo rebatir ninguno de sus argumentos, nada más exponer mi sentimiento diferente al respecto.

Yo sí adopté la nacionalidad alemana. He tenido obstáculos que no hubiera tenido de seguir siendo colombiana (ejemplo: un alemán necesita visa a Rusia) o he perdido supuestas ventajas (ejemplo: un colombiano ya no necesita visa a Turquía). Pero de otra parte se acabaron las idas a la oficina de extranjería, las declaraciones extras en la policía, la inseguridad del estatus de inmigrante. Sin haberme vuelto alemana mi inminente separación hubiera sido mucho más difícil. No está de más la inmunidad diplomática para despotricar de los impuestos que pago, las güevonadas que hacen los políticos, las plastedades que plagan este país o para alegrarme por fin de una buena selección nacional de fútbol. No creo que eso me haya vuelto mejor persona, solo simplifiqué algunos aspectos de la vida práctica.

La sociedad alemana integra pero a regañadientes y por allá a la 5° generación, así que soy perfectamente consciente de que jamás seré 100% percibida como paisana por estas buenas gentes. Me cambié la nacionalidad, no los nombres, así que a mis apellidos igual los seguirán discriminando porque estadísticamente aquí la gente de apellidos hispanos es mala paga. Para el efecto, lo que diga el pasaporte importa un rábano. No me siento vendepatrias de haberlo cambiado, mucho menos orgullosa del que tuve antes ni del que tengo ahora (de mi licencia de conducción alemana si me siento muy orgullosa porque fue con repetición de examen y todo). Lo colombiano no me lo podré quitar con nada, ni siquiera con lo que diga un papel que toca tener. Se supone que ahora dizque puedo recuperar el papelito colombiano sin perder el alemán, espero nada más que el diablo procrastinador de esas tareas jartas (ay, la declaración de impuestos, la cuenta de la luz, los objetivos del trabajo) se descuide para ponerme a ello. Al menos para que no me regañen los del DAS cuando pretenda entrar de nuevo a Colombia.

viernes, 20 de abril de 2012

Elecciones de nuevo

He sido tan afortunada de que en el estado alemán en el que vivo haya habido ya dos elecciones en apenas 2 años y medio. Desde hace ese tiempo que me "integré". Creo que a mediados de mayo tengo el derecho de dar mi voto por el partido político de mi predilección (se vota por partido y no por candidato, aunque claro que cada partido tiene su cabeza). Los afiches llegan a ser más puercos que los de la campaña anterior. Entre más plasta el candidato, peorcito el afiche. El del tipo de la CDU, los godos fuera del poder, es un montaje de photoshop lamentable. No se ven afiches de los verdes ni de los piratas. Estos últimos son una especie de Antanas Mockus, bichos raros populares de lo mismo raros, pero no tienen posiciones respecto a nada, solo que no son los mismos de siempre. Las encuestas les dan un flamante 12%, pisándole los talones cuando no superando a los verdes. Me asusta su falta de propuestas, son otro "no-go". Los verdes siguen siendo lo menos pior, pero no estoy 100% convencida.

jueves, 22 de marzo de 2012

La tan insinuada escena Meg Ryan (1/2)

Mis ganas de comerme al mundo, para las que mi mes en Saarbrücken con una asesora personal para aquello de la bienvenida a Germania, un amante luxemburgués que tenía his own little garden e incursiones en solitario en Francia y en Völkslingen fue una decorosa entrada, me condujeron a un concierto de Morrisey una semana después de mi arribo a Hamburgo. Como pude encontré el sitio de venta de los tickets e hice la compra. Nunca he tenido problemas pidiendo mapas de una ciudad y que por favor rayen a dónde es que necesito ir. Además estaba viviendo a las puertas de Sankt Pauli, el red-light district legendario del puerto en Hamburgo, esa fue la bienvenida que me dio la ciudad. El escenario era un club de garaje al que jamás regresaría mientras viví allá, en una parte que ya no era central -sin ser tan lejana tampoco-. Cuando llegué a la salida de la estación no vacilé en preguntarle al gato que venía detrás mío que para dónde quedaba el sitio con la X en el mapa que me habían dado. Yo todas mis vueltas las hacía en inglés, por supuesto. Pas d'allemand. Así que cuando el gato me preguntó si no hablaba alemán, le dije que no, just english.... or spanish... ah bueno. El gato era un chileno que también se dirigía to the very same event. Llovía y creo que desde que le hice la pregunta inicial ya lo había cubierto con mi paraguas y seguimos caminando juntos bajo la lluvia. Vimos todo el concierto juntos, el chico conocía más canciones que yo. Durante el concierto Morrisey arrojó su camiseta al público y esta fue despedazada. Pablo (creo que se llamaba así) alcanzó a hacerse a un harapo y yo llegué a tener una fotografía con la reliquia, que era del mismo color de la camiseta que yo llevaba ese día. Me acompañó a mi casa de regreso, no sin antes haber tomado una cerveza en el Onkel Otto, el bar de okupas en Sankt Pauli, a la vuela de mi esquina. El paraguas de la primera escena se quedó allí olvidado para siempre. Pablo, un -según él- pituco santiagueño estudiado y bohemio atrapado en un trabajo en el correo y un matrimonio aburrido con bebé en Hamburgo, tuvo algún gesto galante y una invitación a otro bar en la zona (Molotov, a ese sí volvería), que acabó en un polvo triste de escasa significancia e indigna recordación y la posterior desaparición de escena de la protagonista.

domingo, 18 de marzo de 2012

Mujer nueva

Mi amiga la pastusa encantadora supo ponerme en la dirección correcta una vez más y heme aquí sacando la espada de la piedra, deshaciendo nudos gordianos, realizing and accepting, lègére. Sigo siendo la misma de antes pero con un parámetro fundamental cambiado que me quita la tiesura del corazón. Es como ver la matrix, todo adquiere otro sentido, se ve todo tan nítido.

lunes, 12 de marzo de 2012

Strangers when we met

Cuando vi "The future" de Miranda July envidié la manera cómo se sacó la vieja ese affair de la nada. También alcancé a romperme la cabeza con cómo carajos había comenzado esa relación tan extraña en "Intimacy" (el libro te deja en las mismas). Pues bueno. Cuestión de ayudarle un poco al destino con una suscripción a una página de on-line dating y voilá.

PS: El título original de este post era "Extraños en la misma escena". Decidí tomar prestado y adaptar el de una (otra) historia de Kureishi después de leerla porque así me pareció más bonito.

domingo, 4 de marzo de 2012

Extraños en un tren

Llegué jadeando a la máquina vendetiquetes, nada más para ver a un viejito empedernido pulsando combinaciones inútiles en la pantalla, mientras el minutero pasaba a las 18:59 (el tren a Colonia, cuyo tiquete yo quería comprar en la máquina, llegaba a las 19:05). Una señora me ofreció un tiquete que había comprado por error. Era justo el que yo necesitaba, así que accedí al trato. La señora se volteó y le dijo al viejito de la máquina "ve, mijo, ya apareció alguien que compra el tiquete". Yo mencioné que no sabía cómo usar mi tarjeta de cliente del ferrocarril para el trayecto, y señora vendedora dijo que otra tercera señora sí sabía, venga y le preguntamos. Tercera señora dice que se puede pero con la tarjeta cliente 50 y yo tengo la 25, así que ni modo. Cuarto participante sale de la nada, un joven oficinista apuesto, también se inmiscuye y aporta que también hay una opción si uno es viajero regular, que no es mi caso tampoco, apenas voy esta noche. OK, se disuelve el súbito coloquio sobre opciones baratas de llegar a Colonia, pero el jovencillo apuesto me queda sonando, yo lo he visto, así que me voy detrás suyo y lo interpelo con un "oiga, usted trabaja en H., cierto?" "sí, usted también? yo no la he visto..." "yo a usted sí.. yo estoy en la división tal" (es dato importante en la empresa, lo aprendí cuando nueva) "cómo es su nombre?" "X.X." "ah, yo si he visto su nombre en listas de correo, soy Y.Y., participé del proyecto tal"..... y bla, bla, teníamos conocidos en común, había estado alguna vez en auditoría a la empresa en Bogotá, ja, ja, jo, jo... Pillamos asientos vecinos en el tren, que llegó tarde. Vive en Colonia trabajando en Düsseldorf porque la compañera (ah, "emparejado") trabaja en Bonn, así que C. era buen compromiso, blabla... Mi charla lo había alejado de su BigMac a medio mordisquear, así que cuando nos sentamos se excusó y se dispuso a seguir comiendo. Yo aproveché entonces para sacar mi bolsito de cosméticos y comenzar a maquillarme al frente del apuesto contertulio. Cuando salgo el viernes por la noche voy con el tiempo ajustado y generalmente la maquillada queda para el trayecto. No iba a llegar como un moco carilavado a mi segundo rende-vouz del servicio este de internet que decidí pagar nada más por pena con un desconocido buen mozo con el que resultó haber una conversación muy animada acompañando su cena y mi arreglada. Al final nos aburrimos del ustedeo y nos despedimos tuteándonos.

No puedo quejarme de que #almost40 y todavía me sigan pasando escenas de película de Meg Ryan. Soy lovely.

Y a propo este recuerdo, ahora que Morrisey por fin va a Bogotá, aprovecho para chicanear de los dos conciertos de él que llevo a cuestas, en el 99 y en 2006. Gracias, Hamburgo.

Update de Julio / 2012:  Por fin volví a encontrarme al jovencito del relato en alguna reunión de trabajo.  Ya no tiene compañera:  ahora tiene esposa, a juzgar por la argolla (brillada con Pomada Brasso, relucientísima)  que llevaba puesta.

sábado, 21 de enero de 2012

Fin de las droguerías inmundas

En alemán existe la palabra "Drogerie", que no se refiere a la droguería colombiana / farmacia hispana, sino a la droguería española: "tienda en la que se venden productos de limpieza y pinturas". Como yo la defino: un supermercado sin líchigo. O como el Tía, ahora que lo pienso. Claro que ese modelo fue el que yo conocí a mi llegada, antes las droguerías eran también como las tiendas de barrio y poco a poco fue que se fueron convirtiendo en autoservicios.

En general me encanta ir a la droguería -yo, que me creo tan inmune al consumo-, pero hay una cadena que desde el principio me sacó corriendo por su nombre (en mi alemán nulo "Schlecker" siempre me sonó como "schlechter", más malo) y por lo feo de sus locales. Asombroso cómo podían quitarle el encanto al espíritu del negocio. Sus prácticas con los empleados (los hacían renunciar para contratarlos después como temporales) no ayudaron a mejorar esa imagen paila. Ayer la administración anunció la declaración oficial de bancarrota, por lo que la prensa también tiene todo tipo de resumenes de la historia de la empresa. Dizque fue la líder del sector en los 80s -hard to believe-. Bien idos.

Lo que me llama la atención es que por ninguna parte se menciona lo inmundo de los locales como causa del declive, ha de ser hipersensibilidad mía.

Mi futbolista más bestiarista en Alemania

La Bundesliga sería sin duda también un escenario ideal para un Bestiario del Balón local; no sé si exista uno, hasta allá no me da la erudición, pero mi ex -que la tenía más que yo- decía que a estos nativos no les alcanza el sentido del humor para eso.

Anyway, con lo poco que sé alcancé a fijarme desde siempre en Aílton. Este brasilero, que en sus 11 años en Alemania apenas aprendió a decir "Aílton, Tor, zufrieden", alcanzó a ser el mejor jugador y goleador de la Bundesliga en sus mejores años, pero luego vendría el declive en el que la calidad de los clubes que lo empleaban era inversamente proporcional a su peso corporal.

¿Por qué lo saco a bailar ahora? Porque sigue siendo fiel a su trayectoria bestiarista y dio el siguiente paso que tenía que dar: actualmente participa en el reality de los (ex)famosos en la selva. Jawohl.

Dejen en paz al presidente pelmazo

Hoy, una serie especial de posts sobre el entorno geográfico, para deshacerme de algunas impresiones que no puedo comentar sino con mi compañero de oficina, a quien por razones laborales obvias y otras de afinidades personales no tan obvias no puedo estar todo el día importunando con pendejadas como estas.

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El presidente en Deutschland es más bien como de adorno, algo así como los reyes en las monarquías constitucionales. El cargo no es hereditario sino elegido por el congreso, así que tiene peso político y reviste eso sí mucha dignidad. No faltó el presidente turbayesco en los 60's, al que se le abona que visitara África aunque hubiera comenzado sus discursos con "Estimados damas y señores, queridos negros", y el pobre anterior que sacaron corriendo nada más por llamar las cosas por su nombre (¿por qué hay soldados alemanes en Afganistán sino es por defender los intereses económicos de Deutschland?)...

Pero el caballero que está ahora se las ha arreglado para quedar aún peor por haber aceptado favore$ de amigos estando ya en sus altas posiciones (antes fue gobernador de Baja Sajonia). ¿Quién no acepta gestos de simpatía? eso no es lo que me parece malo, allá él y su moral elástica; el problema fue que al principio lo negó todo, nada más para irlo admitiendo después pero a cuentagotas. Los medios se resintieron -Mr. President también dizque llamó a varias redacciones a pedir que no publicaran cosas- y ahora también se dan garra con detallitos insignificantes. Falta nada más que sigan denunciándolo por haber cambiado puntos acumulados en las compras o haber comprado ropa en rebaja.

PS1 del 24 de enero: Y siguen saliendo trapitos. Ya estuvo bien, hombre.

PS2 del 24 de enero: Después de lo del seguimiento a congresistas de la izquierda por parte de los servicios de inteligencia mientras que los neonazis mataron e hicieron a su antojo (se supone que a estos chicos también los vigilan los servicios de inteligencia), I give up. Este pedazo de país tiene el presidente que se merece.

miércoles, 11 de enero de 2012

Alone again

El hombre que salió de la nada a su nada volvió. No tiene presentación sentirse triste porque quien llegué a describir alguna vez como mi "pior-es-nada" haya conocido a otra y dizque se haya enamorado de ella durante mis vacaciones en Colombia, pero supongo que es el orgullo herido lo que está manifestándose.

Alcanzó a regalarme un libro en verano, no porque haya pensando en mí sino porque ya lo tenía cuando se lo regalaron a él. Es una novelita hasta tierna de un pastor de vacas en los Alpes -está escrito en suizo y me cuesta bastante entender los diálogos*-. Antes de mi regreso a casa quedé en la parte en donde la pastora lo seduce y lo enamora y se ponen a soñar juntos en las cumbres. La escena de la seducción es de lo más lindita y me puso en onda con el esperado reencuentro con él. La noche de su partida -la siguiente de mi llegada- seguí leyendo la historia: el pastor se va detrás de otra mujer que resulta ser una bruja que lo encanta y cuando logra regresar ya no encuentra ni pastora ni nada. Creo que no me había pasado que la atmósfera de lo que estoy leyendo coincidiera con la secuencia de mi "realidad".

*Adenda del 21 de enero de 2012: Al terminar el libro descubrí que al final había una traducción de los diálogos, cuando ya para qué. Claro que qué alivio, no es que yo sea tan zoqueta.