sábado, 29 de abril de 2006

Con sevicia (merecida)

Pues sí, lo admito, este post es perverso y se ensania con sevicia en un papayazo de esta cultura nortealemana. O de esta culinaria, siendo más específica. Lo siento. Soy comprensiva, aquí no crecía nada, los inviernos eran largos, no había neveras ni comercio con el mundo. No les quedaba de otra.

En un recetario alemán dicen que este plato es sano y de alto valor nutritivo, a pesar de su apariencia horrorosa. Ellos mismos lo admiten. Es que vean nada más:



A la larga el Labskaus no es tan del demonio. Puré de papa con carne en conserva, si se quiere también se le revuelven pepinos en conserva y remolacha. Lo criminal es que al final todo se hace puré junto, lo que le da ese aspecto tan repulsivo. Y el acompaniamiento no se le queda atrás: un pescadito crudo (visitantes, pilas con los Matjes), pepinos en conserva y un huevo frito.

Y luego preguntan y hasta se molestan de que uno reniegue tanto de la comida por aquí..

En honor a la verdad, aclaro que NO todo es así. Esta es más bien una especialidad rebuscada que NO está a la orden del día por doquier, sino más bien es lo que hace la abuelita de los nativos cuando van a visitarla. Que no panda el cúnico.

viernes, 28 de abril de 2006

Servicio social tardío

Este servicio social va para los tres gatos que leen este blog, que estén asistiendo al Eurocine y que aún no hayan visto "Nine Songs".

Porque si ya la vieron, sobra decirles que no vayan a desperdiciar esa plata y ese tiempo. Más bien disculpen por haber puesto este aviso tan tarde.

Para quienes aún están a tiempo y no la han visto: Mejor busquen y vayan a ver otra película. Esta es un hueso total que ni la música -supuestamente buena, aclaro que no es mi gusto- salva. Si deciden ir de todos modos, no digan después que no se les advirtió.

jueves, 27 de abril de 2006

Llegué a la primavera

Mientras que los reportes desde el sur del país ya dejan ver el fondo del escenario verde, por aquí en el norte la mayoría de árboles aún no se dan por enterados de que ya estamos casi en mayo y aún siguen desnudos. Flojos que han de ser. Y floja y falta de ideas yo, quejándome del clima.

Sin embargo, "el polen ya se esparce por el aire", el aire tiene ese olor especial, los caracoles y las hormigas ya se dejan ver en los jardines, las aranias ya comienzan a tejer sus redes, las guascas ya dejan asomar sus flores, a J. no tardará en comenzar a atormentarlo su alergia al polen.

El título de este post lo tomé de una tira de Mafalda. Ella va feliz de la vida en un parque con algún amigo (no me acuerdo quién) cantando "Llegó la primavera". Luego pasa al lado de un banco del parque en donde está sentado un viejito arrugadísimo que alcanza a medio balbucearle a un amigo sentado a su lado "Llegué a la primavera". Mafalda para en seco y reflexiona "y uno diciendo insensateces".

Me acordé de la frase por el aniversario de Tchernobyl. 20 anios. Recuerdo que a una amiga casi se le refunde su viaje de quinceaniera con valses en el Danubio y cadetes austríacos porque su mamá tenía miedo de la nube radioactiva que se extendió sobre Europa. Aniversario y tragedia aparte, noto que ese tipo de referencias cronológicas, de lapsos de tiempo del recuerdo, ya no sólo son de dos dígitos, sino que ya están comenzando con 2. Pucha. Llegué a la primavera.

jueves, 20 de abril de 2006

Por si acaso II

Yo escribiendo pendejadas recomendando la Biblia para la supervivencia en Alemania. Habrá que pedirle el favor al pobre Ermyas M., si sobrevive al atentado del que fue víctima el domingo sólo por ser un poco oscurito, de que escriba la propia, que puede ser más útil y veraz. Ya hay pasos en esa dirección: el miércoles pasado el tageszeitung (este periódico es de los verdes, o sea es medio izquierdoso, dicho sea de paso) publicó en su titular:

So überlebe ich in Deutschland
Nach dem Mordversuch in Potsdam: Fünf "Goldene Regeln" eines Studenten aus Ghana
que traducido viene siendo: Así sobrevivo en Alemania. Después del atentado en Postdam: 5 "reglas de oro" de un estudiante de Ghana.

No pude leer el artículo completo, tampoco en Internet ahora, pero las reglas eran más o menos:
Nunca salgas solo.
Nunca salgas si no sabes bien a dónde, cómo, con quién, por dónde.
Si te vacilan / te joden / te molestan, sigue derecho y haz como si no fuera contigo.

Mejor dicho, auf Kolumbianisch: No des papaya.

Los políticos tratan de echarle tierrita al asunto. No ven que ya estamos ad portas del Mundial? Cómo se van a pegotiar justo ahora la imagen del país?

Valga aclarar que el problema se presenta más que todo en el Este, en lo que fuera la Alemania comunista. El problema del neonazismo da para libros y tratados completos, no voy a venir yo a rebuznar nada al respecto en este blog tan ignorante. Pero vean lo que pasa cuando hay una juventud sin oportunidades. Mal dicho, en Colombia les toca ponerse al servicio de cualquier ejército a echar bala por una paga, y aquí, no habiendo tales oportunidades, pues se parchan a tomar cerveza y a rumiar ideas raras como esas de la pureza de la raza y malditos extranjeros.

A mí hasta ahora nadie me ha hecho el feo por extranjera. Por lo menos no de insultarme, venir a cascarme o quemar la casa en donde vivo... He estado apenas 2 veces en el Este, cada vez no más de tres días.

Queridos turistas, léanse la Biblia de la supervivencia en Alemania, en serio que sí sirve. Pero no vayan a dejar ninguna papaya refundida en Leipzig ni en Berlín, que son los estadios que quedan en el Este.

martes, 18 de abril de 2006

Festejos bárbaros & Por si acaso

Este post está escrito a las mismísimas carreras.

El puente largo de la Semana Santa se disfrutó. Hamburgo se despobló y quedaron dos semanas cortas (aquí la distribuyen de viernes a lunes, lo que me parece mejor).

Aquí no sólo se conmemora la pasión de Jesús, sino que también se le da la bienvenida a la primavera. Eso, leí en la Wikipedia, le tocó a la Iglesia incorporarlo de las costumbres bárbaras. Yo creo que sí es algo que hay que celebrar. Así que más bien se ve poco de viacrucis y Cristos caídos y más bien mucho de liebres y huevos de Pascua, lo que le da a la ocasión un tono todavía más apto para ninhos que el de la Navidad. El sábado santo también se hacen fogatas. Llegué apestando a humo y congelada (todavía toca sacar a pasear a la bufanda alrededor del cuello), pero feliz de haber participado en la mandada al diablo -por este anio- del invierno.


De otra parte, retomando las costumbres fusileras de mi desadmirado Mauricio Pombo, el semanario Spiegel en su versión on line ha creado una valiosa herramienta para los turistas que se aventuren a pisar tierras germanas en esta Copa Mundo. Se trata de la Biblia de de supervivencia en Alemania -en inglés-. Aunque no faltan las cosas un poco ladrilludas, este blog se permite recomendarlo, pues puede ser de utilidad para los interesados.

viernes, 7 de abril de 2006

La cosquilla del viernes. Un homenaje.

Recuerdo que desde mi más tierna adolescencia fui conmovida por la cosquilla del viernes. Pertenecí a las hordas de colombianos que se dejan seducir por la idea de que en las fiestas se la pasa bien bueno, y como tales eventos ocurren en su mayoría en el fin de semana, los invade entonces una chifladura de fiesta en viernes (y bueno, generalmente con pase directo a sábado también... pensar en aquellos tiempos me parece de un desamparo terrible) de tal guisa que se emparrandan en cualquier maricada, en la medida de sus posibilidades. Por mencionar sólo un ejemplo, recuerdo un semestre en la Nacional en el que absolutamente todos los viernes tuvieron una fiesta por todo lo alto en alguna facultad. Y eso era sólo el comienzo. Durante toda mi juventud en Colombia y buena parte de mi tiempo en Alemania siempre tuve cómo hacerme a alguna fiesta. Es que entre nosotros nos buscamos, por supuesto. No voy a hacer aquí ningún recuento de mi vida parrandera, que por otro lado sería interminable y aburridísimo (jaja), pero si diré que no le hizo falta nada de sabor ni de sazón. Quién sabe si la vuelva a recuperar, pero por ahora está en off. Yo tampoco me lo puedo creer, pero así es la triste verdad. Hete aquí que es viernes y yo estoy sentada frente a mi computador muy oronda escribiendo un post. Y con planes de quedarme guardada en mi casita, de todos modos ando un poco resfriadilla y aún lidio un poco con el jetlag. Habrase visto?? Yo, en esas?? Lo más inverosímil: no me hace falta. No lo extranio!! Lo recuerdo con carinio, pero no lo extranio. Rarísimo, si siempre estaba ahí y yo me plegaba a sus deseos! Y me acompanió permanentemente durante casi más de la mitad de mi vida!! Igual, como nadie le pidió que se fuera, de repente vuelve y aparece sin que nadie la esté llamando. Who knows. Ya ni siquiera puedo decir que brindo por tí, nena, porque tampoco volví a tomar, pero de todos modos, en tu honor.

Nota: Creo que ese cambio en mí fue una de las cosas que más asombraron a mi papá. Es que esa vena parrandera era un aporte netamente suyo en mi formación.

jueves, 6 de abril de 2006

Llegando no llego

De nuevo por aquí.
Encontré al blog con más de un anio. Como muchas ocasiones memorables, esta también se me quedó sin festejo.

Aquí sigue frío, aunque ya se puede prescindir de los guantes. Los días se van poniendo largos. La nevera aún sigue vacía. Alguien nos estaba esperando desde una esquina de la cocina con una hermosa bienvenida: la pared de ese rincón está pletórica de nuestro amigo el hongo, que ya nos había atacado el otonio pasado. Llegué hecha toda una farmacia, tengo que tomar pastillas todos los días. Pareciera que J. descansara de las vacaciones y de mí. No me animo a comer porque todo me sabe a nada. Es una reacción explicable cuando uno regresa a Alemania después de haber estado un mes en Colombia. Había olvidado, entre muchas otras cosas, lo rico que puede saber la comida.

Me cuesta trabajo aterrizar, no me atrevo a sacar del bolso el libro que usualmente leo en el metro (y eso que está buenísimo, he de admitir que se trata de un best seller sucho de aquí). Ni hablar del retomar mis actividades, mis rutinas. Me he actualizado de mis blogs favoritos, pero sólo hasta ahora me animo a desempolvar el mío y eso con una perorata de lo más simplona de cómo me recibe Alemania y cómo la encuentro a mi regreso. El espíritu tarda en acomodarse algunos días. Ya no somos más los de allá, volvimos a ser estos de acá.