domingo, 21 de enero de 2007

Casa tomada

Sí, la enésima vez que alguien se apropia del título del cuento de Cortázar para intitular a su vez cualquier bobada que escribe, lo admito.

*

Pero es que es un título muy apropiado para este tipo de pesadillas. Me enteré en el verano de 2005 de que esta historia ya había comenzado cuando me dio por echarle una mirada a la caja de las botellas que tenemos en la alacena. Una de ellas, de un salsa picante de Cholula con una tapita de madera muy simpática, estaba totalmente cubierta por una especie de nube: el concepto moho en todo su esplendor. Cada punto de la alacena por el que se paseó mi mirada delataba la presencia del bicho. También se había instalado en el radio, en la plancha, en el exprimidor de jugo de naranja. Estaba por doquier. En la tienda de construcción había diferentes productos antimoho: me decidí por un EXTERMINADOR (Vernichter), dispuesta a no darle tregua.

Anyo y medio ha transcurrido desde entonces. En una ocasión el combate llegó a trasladarse a la habitación, en donde resultó agazapado detrás de una repisa sobre un reguero de quién sabe qué que J. dejó hace quién sabe cuánto. Hoy tuvimos un nuevo round. Es como en una película de terror: primero me doy cuenta de una pista pequenhita, así como cuando la Ripley descubre un hilillo casi invisible de baba, nada más para ir descubriendo una pista más evidente en el siguiente lugar en que miro y luego otra y otra, hasta que llego al corazón del asunto, con sus manchitas tan simpáticas, tan verdes. Ya no uso más el exterminador, que ya se vió lo bueno que salió (y además barato, €7 la botella): ahora nada más uso una solución de hipoclorito de sodio o vil "decol" -que, como es producto prohibido porque dania la flora bacterial de las plantas de tratamiento de agua, se consigue en donde el turco-, que viene siendo más o menos lo mismo pero más barato.

Desarme todo, asperje las paredes con la solución, limpie cosa por cosa con la solución, enjuague, vuelva y arme todo. Dispóngase a hacer otra cosa, por ejemplo el almuerzo, no sin antes posar su mirada sobre la licuadora, sobre esa manchita tan rara sobre la perilla, un poco más al fondo más manchitas, más verdes. Prepare más solución, desarme todo, asperje las paredes con la solución, limpie cosa por cosa con la solución, enjuague. Ya que tiene todo desbaratado, aproveche y pase la aspiradora. No olvide revisar esas manchitas tan raras sobre el tubo, y esas que también están sobre la pared contigua. Prepare más solución, desarme todo....

Mi sábado estuvo superdivertido. Cuando por fin me senté a descansar a ver algo de tele, vi unas manchitas de lo más simpáticas en la pared junto a la mesa.

-to be continued-

*imagen tomada de aquí

2 comentarios:

Lanark dijo...

Ah, el todopoderoso límpido. Al que quiera utilizarlo sin matar a las bacterias del tratamiento de aguas, puede echar al sifón una mezcla de agua oxigenada (H2o2) diluída, con jugo de limón, para que se vaya junto con el límpido. Eso debería volveer inofensivo al límpido en ese alcantarillado alemán tan políticamente correcto.

La historia, por cierto, me pareció aterradora aún a mi, que siempre he logrado llegar a acuerdos amistosos con el mugre. Me recordó la aterradora película "The Blob", que me traumatizó cuando era niño y la vi en televisión.

MaJaDeRiA dijo...

Paso por aca a recnocer que llevaba tiempo sin venir, pero me he reido mucho de su lucha contra "la humedad". No es pordesanimarla, perooooo....en fin, mejor ud siga "metiendole ganas", como dirian por aca.

Ahh tambien me desactualice de post anteriores. Que bueno que anda escribiendo sobre detalles como las costumbres para lavar lo loza (puagg)