lunes, 15 de enero de 2007

Doing the dishes

Recién llegados de vacaciones nos esperaba una sorpresa desagradable en la casa: la máquina lavaplatos decidió que no funcionaba más. Como no nos queremos ni imaginar cuánto ha de costar la revisión y (eventual) reparación del cacharro, no nos quedó más remedio que remangarnos y "do the dishes* ourselves".

Este quehacer doméstico es uno de los grandes shocks culturales en Alemania y supongo que en el resto de Europa Central -y, quién me ayuda, quizás también en Norteamérica? Australia? Japón?-. En mi temprana estadía en estas tierras, en donde era partícipe de un curso internacional, mis companheros de Brasil y de India estaban francamente aterrorizados por la manera en que este procedimiento es ejecutado en los hogares y en los sitios públicos y trataban de evitar al máximo el consumo de alimentos y bebidas con cubiertos / en vasos y platos "retornables". Alguna vez conocí a un matrimonio colombo-alemán en el que la diferencia de criterios en esta labor llegó a ser un conflicto significativo que sólo pudo ser zanjado con la compra de la máquina lavaplatos.

Aquí, justificándose en el manejo adecuado del agua y las propiedades maravillosas de los productos de limpieza, la vajilla se lava de la siguiente manera:
-se llena el fregadero / lavaplatos de agua MUY caliente
-se pone el detergente
-se procede a sumergir la vajilla en el agua con detergente, con un cepillo de mango largo se retira la suciedad
-se saca la pieza, se deja escurrir algunos segundos...
-y se seca con un trapo de cocina / limpión. Listo.

No hay ningún enjuague!! Toda la vajilla / loza se lava en la misma cochada de agua (bueno, en casos muy extremos puede llegar a renovarse, pero no suele ser la práctica habitual). Va uno a ver y sí, las cosas quedan limpias y cristalinas, sin olor, sin grasa, aparentemente también sin bacterias**. Pero, con todo y eso, la falta de enjuague es algo que yo aún no asimilo.

Claro que los hábitos de mis amigas latinas en este aspecto también me hacen poner un grito en el cielo, precisamente porque justifican el argumento local de que "de otro modo se desperdicia mucha agua". Estas buenas chicas friegan una cosa, la enjuagan, la acomodan, buscan la siguiente, la friegan, la enjuagan, la acomodan, etc. (y revisan la ventana, contestan el teléfono, hablan, etc.) TODO con el grifo abierto todo el tiempo!!

Yo conseguí que J. me lleve la cuerda con lo del enjuague. La máquina inútil ahora hace las veces de escurridor (porque dados los antecedentes, es fácil de imaginar que tal utensilio es prácticamente imposible de conseguir por aquí).


*: No es por snob que uso la expresión en inglés, sino porque tan cotidiana actividad lleva diferentes nombres en el mundo hispanoparlante -y no me los sé todos-. Para que todos me entiendan.

**: Digo, con todo y este método medio asqueroso -por no mencionar que en las panaderías cogen el pan con las mismas manos con las que cogen la plata! (sí, tan artistas como para inventarse manos extras no son, pero quiero decir, sin pinzas, guantes o similares)-, aquí no tengo que andar pendiente de la purga antiamebiana anual, como sí tenía que hacerlo en la reluciente capital colombiana.

3 comentarios:

patton dijo...

Mi mamá como que en una vida pasada vivió esa misma segunda guerra que los volvió así por allá, porque hace más o menos el mismo proceso, aunque son dos platones: en el segundo "enjuaga".

De cariño llamo sus platones los "platoncitos sépticos".

Pero no, sin llegar al extremo del chorro abierto. Enjuago con el chorro, pero un hiliiito ;)

Lanark dijo...

Menos mal que otros optamos por la opción del estudiante cuasi-indigente: utilizar un sólo tiesto para todo, y como uno lo usa a cada rato y lo lava (es mas fácil un tiesto que muchos), no llega a criar nada extraño en las sobras.

Unknown dijo...

me temo que ni siquiera la pereza que me produce la perspectiva de lavar platos lograría que me acogiera a ese higiénico sistema. por otro lado, mi roomate y yo hemos optado por imitar la estrategia de los esclavos recolectores de algodón de comienzos del siglo pasado, y ahora tenemos un "dishwashing blues" que interpretamos con sentimiento en estas ocasiones. de verdad ayuda...