Ya lo dijeron hace tiempos, "las desgracias nunca vienen solas". No sólo ellas; prácticamente nada viene solo. Y nada se ausenta solo; es como si a los sucesos les encantara andar en patota. Y cuando llegan o desaparecen, ningún momento es bueno para su recibimiento o despedida: nunca estamos preparados.
Me refiero a que pueden pasar las semanas sin que se mueva absolutamente nada en mi escena personal, y las pocas veces que tiene a bien pasar algo, es entonces en un margen de poquísimos días; obvio todo acaba cruzándose con todo, y al no disponer del don de la ubicuidad, pues siempre se queda algo por fuera de la lista, cuando no es que quedo como el cuervo de la fábula, sin el pan y sin el queso.
Para el fin de semana del 21-23 de octubre, ya hay un compromiso inamovible e ineludible: la celebración del 80avo cumpleaños del abuelo de J. en su pueblo sede (esto es: far away from Hamburg). El 21 hay una presentación de danza de un amigo colombiano, a quien hace los tiempos no veo, en Wuppertal, que queda por el camino rumbo a la celebración del abuelo. Todavía considero hacer la lucha por asistir (pero la coordinación del transporte no es tan sencilla).
A lo que definitivamente ya tuve que decir que no fue a la presentación de Superlitio en Hamburgo, ese mismo 21 de octubre. Claro, para el hijuemadre concierto de Juanes en septiembre ahí si no salió nada! Para ese hasta pude haber ido a gorriones: El Stadtpark, en donde se presentó el descendiente de los arrieros, es un escenario al aire libre; hay una manguita al lado de las rejas en donde uno se sienta como más nos gusta -gratis-, desde donde no se ve nada, pero se puede oir todo. Así fue que me patié a B.B. King en su gira de despedida. Pero como Fuanes no me gusta, ni siquiera pasé por ahí ese día.
Yo ya no sé nada de escenas colombianas: alcancé a ver algo de Rock al Parque en 2003 en mi última estadía y no me aguanté a las 1280 Almas en el último concierto. Sólo sé que me hubiera gustado ir a ver a los Superlitios en el Rote Flora, un espacio mamertísimo -la escena izquierdosa en Hamburgo es de lo más deplorable, pero yo la agradezco en la medida en que le pone un contrapunto a la gomela Subkultur hamburguesa.
No es acaso molesta esta salecilla?
viernes, 7 de octubre de 2005
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