De nuevo por aquí.
Encontré al blog con más de un anio. Como muchas ocasiones memorables, esta también se me quedó sin festejo.
Aquí sigue frío, aunque ya se puede prescindir de los guantes. Los días se van poniendo largos. La nevera aún sigue vacía. Alguien nos estaba esperando desde una esquina de la cocina con una hermosa bienvenida: la pared de ese rincón está pletórica de nuestro amigo el hongo, que ya nos había atacado el otonio pasado. Llegué hecha toda una farmacia, tengo que tomar pastillas todos los días. Pareciera que J. descansara de las vacaciones y de mí. No me animo a comer porque todo me sabe a nada. Es una reacción explicable cuando uno regresa a Alemania después de haber estado un mes en Colombia. Había olvidado, entre muchas otras cosas, lo rico que puede saber la comida.
Me cuesta trabajo aterrizar, no me atrevo a sacar del bolso el libro que usualmente leo en el metro (y eso que está buenísimo, he de admitir que se trata de un best seller sucho de aquí). Ni hablar del retomar mis actividades, mis rutinas. Me he actualizado de mis blogs favoritos, pero sólo hasta ahora me animo a desempolvar el mío y eso con una perorata de lo más simplona de cómo me recibe Alemania y cómo la encuentro a mi regreso. El espíritu tarda en acomodarse algunos días. Ya no somos más los de allá, volvimos a ser estos de acá.
jueves, 6 de abril de 2006
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3 comentarios:
Pues espero te adaptes pronto. Saludos a tí y a J!
y es justo la razon por la cual a mi pasar por colombia me da panico escenico...vpoy y decido quedarme....nahhh, por ahora por aca estoy bien
Pues fue bueno que te pasaras por acá. Fueron tan buenos los dulces que me los comí todos al primer día. Lo malo es no haber tenido más noticias tuyas y no haber podido hacer algo antes de tu viaje. Pero lo bueno es que te vamos a leer de nuevo. Algo así.
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