jueves, 9 de julio de 2009

La triste realidad: Con la quijada desajustada (por la bostezadera)

Después de casi una década creo que tengo que bajar la cabeza y darle la razón a más de uno que ya me lo había dicho.

Estos cristianos de por aquí de veras que son super linda gente. Sin su desinterés por ayudar a otros, su curiosidad por otras culturas, su reconocimiento a quienes se animan a integrarse en su cultura (y un largo etcétera) no estaría yo en donde estoy ahora. Gewiss.

Pero para plastas aburridas no les gana nadie.
Si no, por qué cuernos siempre acabo sintiéndome a mis anchas con otros extranjeros o con las escasas excepciones a la regla?

Hipótesis A: esa cierta afinidad por / entre ellos sólo se adquiere durante los anios tempranos y por eso los que llegamos tarde nos quedamos por fuera.

B: son así :-S

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