Muchas veces me ha pasado algo así como:
1. Sale un tema específico y "raro" -o nada que ver con las actividades, rutinas habituales- a colación en una lectura, charla o lo que sea, sin ninguna razón específica.
2. A los pocos días, se tiene una o diversas noticias relacionadas precisamente con ese tema en especial, y uno no deja de pensar "pero qué casualidad, justamente hace poco..."
Algunos consideran que no hay ningún tipo de casualidad, que el hallazgo aparentemente sorprendente del paso 2 es apenas producto de la estimulación de la atención hacia el tema que se produjo en el paso 1. Así como uno comienza a ver mujeres embarazadas por todas partes cuando alguien cercano está en las mismas. Al que se le ocurrió establecer una definición para tal evento parece que le pasó con los nombres de Baader y Meinhof, los apellidos de dos pesos pesados de la RAF, el grupo terrorista alemán de los 70s y 80s.
Pero yo me empenio en ver algo de casualidad en ello. Cómo iba a saber yo que a la ministra sueca Anna Lindh la iba a matar un loco a los pocos días de yo leer un artículo sobre su promoción al sí en el referendo sobre el euro en su país? O que el DVD de los Waltons iba a salir a la venta esta semana, cuando dos noches antes tuve que explicarle a J. mi chiste de "buenas noches, John Boy"? O que me iba a encontrar tiradas unas revistas de la Casa de Poesía Silva en la Universidad de Hamburgo después de haberle mostrado a J. una foto de la misma, perdida en mis archivos?
Todo es casualidad. O nada, y todo resulta ser una invención nuestra.
jueves, 7 de septiembre de 2006
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1 comentario:
Pues los señores con apellidos de laboratorio farmaceútico son unos berracos. Yo les creo, tales casualidades no existen. Si no hubieras leído sobre la vieja aquella pues hubieras visto igual la noticia, pero te hubiera importado tres pitos.
Mira que casualidad, vengo de leer que una blogger está embarazada ;)
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