miércoles, 6 de septiembre de 2006

Carne de ninio perdido

No me canso de insistir que en las Europas es super fácil convertirse al vegetarianismo, así sea uno el carnívoro más empedernido. En primer lugar, el precio se encarga de convencerlo a uno de un consumo de carne maaaaaás esporádico. Y suponiendo que uno no tuviera el presupuesto estudiantil sino uno más holgado: de nada sirve pagar el platal, de todos modos siguen saliendo los guayos de la vaca!!

Y no conformes con lo anterior, comer carne también representa un riesgo para la salud. Si no cae uno enfermo por la carne de vacas locas (el último brote de la enfermedad fue hace cosa de 4 anios) o la fiebre aftosa (que también afecta a otros cuadrúpedos comestibles; hará cosa de dos anios?) o la peste aviar (a principios de este anio), entonces se enfrenta el consumidor a...

los puntos de venta que no se resignan a que se les haya quedado sin vender la carnita y para el efecto deciden cambiarle la etiqueta de la fecha de vencimiento... o el senior que tiene unos rollitos de donner kebap desde hace apenas 4 anhos, pero "eso todavía aguantan" y los sigue vendiendo...

Pero qué digo, en todas partes se cuecen habas. Leí en una columna de El destiempo que ahora Colombia también importará carne de res gringa -allá engordan las vaquitas con antibióticos, hormonas y cuanta porquería- de 30 meses de edad por cuenta del TLC. El problema es que aquí las cosas salen a la luz (y no de muy buena gana: la carne de hace apenas 4 anios la descubrieron por error). Y como hay sus benditos subsidios a los productores locales y todas las trabas del mundo a carnes de otros parajes donde puede ser más sabrosa, más sana y más económica...

Cuántos no hay que se lucran vendiéndonos ilusiones, dándonos baratijas por nuestro oro. Al menos con esos quedamos enganiados, pero contentos. Pero que haya otros que nos vendan cosas de elemental necesidad (comida) y nos la den no sólo de mala calidad sino que de paso nos envenenen y nos maten... esos son todavía más canallas. Pero con tanta maldad suelta y escandalosa, quién le pone cuidado a estos sí malhechores silenciosos??

Yo, al menos, me seguiré envenenando con los agroquímicos del brócoli. Supongo que es una muerte más lenta y menos dolorosa que aquella ocasionada por la carne de apenas hace 4 anios.

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