Qué berraca saudade/nostalgia de sol de estos. Con que los días estén largos y no se sienta ese puto frío en los huesos como en invierno, todo bien, decía yo, pues en Bogotá también pasan (pasaban?) las semanas sin que el sol se asome.
Eso sí, cuando el mono hacía su aparición después de semanas nubladas, yo iba a tumbarme bajo el primer rayo solar que me encontrara, ese júbilo no lo puedo negar. No soy tan inmune al techo de nubes permanente. Y esto aquí ya va alcanzando límites insospechados. Si es cierto que el cielo puede ser alguna vez azul y no siempre es gris?
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Pero como muy bien se llama este blog: de lo perdido, lo que se encuentre. Siquiera que permanece todo gris mientras yo tengo que escribir esta tesis del demonio.
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