sábado, 16 de enero de 2010

Puedo ser normal

No dejo de asombrarme de mi inopia para gastar mi dinero en carteras, zapatos, cosméticos, perfumes y demás pertrechos por los cuales supuestamente suelen suspirar las mujeres o en decoración y muebles para la casa.

Eso no quiere decir que no me gaste la plata en otras cosas. El regalo de navidad para la casa fue un juego de ollas. Espero haber comprado ollas por última vez en mi vida. Hoy fui a esta librería que abrió recientemente en Düsseldorf y por supuesto no pude resistirme a la tentación y salí con un montón de libros en una bolsa -entre otros, una gramática francesa, unos ensayos de Zadie Smith y por fin algo de Javier Marías- y varios euros menos en mi cuenta. No soy tan anormal y no soy amarreta, menos mal.

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