jueves, 10 de abril de 2008

Latín, o violín de lata

J. ya no pudo seguir sacándole el cuerpo a su curso obligatorio de latín y henos aquí lidiando con las declinaciones por las noches (yo siempre había tenido dentro de mis planes ponerme a estudiar latín y aquí encontré un buen papayazo / oportunidad).

Es extranio esto de contemplar una lengua sin sonido, de la que no se sabe cómo suena. Lo único que se me ocurre es asiiii como caaaantaaaan los cuuuras en la miiiisa, améeeeeeen. En realidad sólo se aprende a leer latín.

Es claro que en el libro no era de esperarse encontrar a Publius y a Titus yendo de compras, esperando el bus o contestando el celular. Que en cambio en las lecciones Titus are la tierra o alabe al dios Fauno, medio aguanta, pero tenía que ser también que fuera el esclavo de Publius?? Yo sé que eso era de lo más normal del mundo y así era la vida, pero no podían haber tomado otros clichés más divertidos para los ejemplos? Los chicos de juerga, por ejemplo? Entrando al circo? Arreglándose la toga? Atorándose en un banquete?

No puedo evitar pensar que estos europeos arropan con sus prejuicios hasta a sus mismísimos antepasados. A ver si en las lecciones que vienen comienza Agripina a envenenar gente, esa sí sería una manera contundente de aprender el acusativo.

3 comentarios:

patton dijo...

Podrían bloguear en latín, así a futuros estudiantes les harían el parendizaje una tarea más amena. :)

Anónimo dijo...

oiga, verdad, como se pronuncia cialquier cosa en latin? cantadito como en italiano? es lo primero que se me ocurre, como seráaaaaa....
ameeeeen?

Lanark dijo...

Seguro que los romanos también eran bien faranduleros y todo eso. Si un gladiador les duraba mucho, tal vez se quejaban como se queja uno de Padres e Hijos.

Por otro lado, uno tiene sus prejuicios contra el latín, también, gracias a esa mano de tinterillos greco-caldenses.

Pero qué carajos, muy chévere aprender latín, para leer a los Virgilios, Ovidios y demasios, que dizque son la maravilla. Canetti decía que las Metamorfosis de Ovidio son el mejor libro jamás escrito. Además, dizque con eso uno se defiende mejor en diversas lenguas romances. El viejito Kretzchmar de los Andes y Mainz decía que él entiende (y a veces hasta habla) español gracias a que en el colegio le enseñaron buen latín, porque nunca lo estudió.