De verdad que son kitsch, pensé. Así son los buses "expreso".
pero con estos templos, qué más se espera?
En la que fuese la antigua capital del reino -hoy una sola ruina-, estos guardianes no me dieron ningún chance de visitar este templo. Haste llegaron a acompaniarme algunos cientos de metros en mi camino de regreso, para asegurarse de que efectivamente me estaba yendo.
En las calles de Bangkok alcancé a alarmarme: la Panamericana ya puso sucursal aquí!
Esta exposición hubiera querido verla. Lástima que ni idea de cómo, ni cuándo, ni dónde (también tienen su propio conteo anual... ya van en 2500 y pucho).
Y esa bendita manía de andarse enrejando, como si tuvieran nostalgia de estar en una cárcel...
Para terminar, la turista satisfecha, haciendo lo que todos hacen y dejando testimonio de ello. El elefante estaba bien bonito.
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