Una de las peculiaridades de este país (de tantas que tiene para alguien de latitutes tropicales) es la obligación de pagar una especie de impuesto mensual, nada barato por cierto -el más alto que se cobra en Europa; o sea, aquí no son los únicos a los que se les ocurrió semejante rareza-, por el simple hecho de tener un televisor o un radio. El tal impuesto es para la financiación de los canales y estaciones públicos.
Cuando uno medio ha superado el asombro de que la tal cosa existe, el ingenuo que hay en uno supone entonces que la calidad de los dos canales públicos de tv ha de ser mejorcita que la de los privados, plagados como en todas partes de realities y demás tipo de basura.
El próximo viernes, los dos canales van a transmitir los funerales del Papa. Cada uno por su lado. O.K., quizás un poco redundante, pero bueno, el Papa era el Papa, etc. Lo mejor viene el sábado. Los dos canales, también cada uno por su lado, van a transmitir el matrimonio de Carlos y Camila.
Sí o no que el tal impuestucho ese es una total sinvergüencería?
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