La indelicada de mi suegra se largó a pasear a un tour recomendado por mí (llamó a preguntarme cuál de dos opciones yo le recomendaba y se fue, vaya a saber Dios por qué, a la que yo le dije) y regresó contenta y con regalitos sólo para su querido hijo.
Ayer tuvo que pagar tiquetes de regreso de otro paseo por valor superior a 500 euros por no haber revisado en su correo electrónico que no había llegado confirmación de la reservación del pasaje en Internet. Los tiquetes cuya reservación no llegó habían costado sólo 80 euros. La pobre debe debe ir ya por su novena dirección de correo, no hace sino abrir una para olvidar login y contrasenia al siguiente instante.
Me encanta la palabra "Schadenfreude", sobre todo en estas ocasiones cuando ilustra el sentimiento a la perfección en la parte de "Freude".
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario