Este es el segundo retorno de Colombia desde que este blog existe.
Me aterra cuánto sigue creciendo Bogotá y cuánto se me ha europeizado la visión.
Todos en Colombia me parecieron alegres, dedicados, entusiastas, etc. -hasta los de la Registraduría cuando fui dizque a renovar la cédula (documento de identidad).
Claro que al segundo día ya había perdido la amabilidad y me había dejado caer de nuevo en los finos modales bogotanos.
Düsseldorf y mi trabajo lo lograron: por fin regreso con saudades colombianas.
PS: Desde el regreso Düsseldorf no ha dejado de parecerme un desierto inhabitado y silencioso. (No perder de vista que vivo en un plácido suburbio, alejado del centro).
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