A mí la lejanía y la soledad no me amargan, pero a veces me aburro de estar todo el tiempo haciendo chistes que sólo yo entiendo. (Tengo un afán de cómica exhibicionista, qué le voy a hacer. Alguna vez, hace ya anios y en no uso de todas mis facultades, pronostiqué que en mí había una Nena Jiménez oculta esperando su oportunidad).
El otro día tenía un ruido extranio e inexplicable en el tacón izquierdo, era realmente fastidioso caminar por los pasillos con ese rítmico andar. Supongo que todos habrán adivinado quién venía por ahí sin haberme siquiera visto. No todos los días se da uno el lujo de andar como la Patasola, pero todos los días no tengo a quién contárselo y que se ría conmigo.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
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