miércoles, 28 de noviembre de 2007

Por fin caigo

Finalmente me atraparon dos saudades:
-la de Hamburgo, hijuemadre!! Qué bella eres, maldita, ahora sí te extranio. Pero más por razones de infraestructura que por razones sentimentales. Tu tren urbano es un lujo comparado con el horror del de Düsseldorf (hablo del S-Bahn, que no es lo mismo que el U-Bahn o que el tranvía). Tienes un parque en cada esquina, estás llena de árboles, tus casas a la orilla del Alster, de Winterhude, de Eppendorf no se ven en ninguna otra parte.

-El fin de semana anterior me encontré en Frankfurt con mi amiga A., que venía a un curso en el sur. Cuando su tren partió, me quedó bailando en la cabeza una pregunta que a punta de olvido hacía mucho tiempo no me acuciaba: por qué carajos están los amigos tan lejos?

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