lunes, 15 de agosto de 2016

Contextualízome

En estos precisos momentos tengo el alma un poco estrujada por un evento maravilloso y efímero. No es lo pasajero del asunto lo que me tiene pensando, sino la luz tan desfavorable que dejó caer sobre mi vida cotidiana.  En este modus llego al trabajo y saludo a uno de mis colaboradores que me actualiza sobre la situación que lo tuvo ausente 2 semanas:  a su padre ochentón comenzó a darle todo tipo de dolores de causa desconocida, el señor consecuentemente se puso bastante necio mientras los médicos averiguaban el porqué.  Cuando por fin establecieron que se trata de una hernia discal mal curada en el pasado, cayeron todos en cuenta de que los dolores también dejaron visible otra condición de la que el señor adolece: la necedad del señor es síntoma de demencia. Se espera cura de espalda para decidir si el señor sigue viviendo solo con alguien que vaya a cuidarlo o si se muda a un hogar de ancianos.

Yo entonces, en vez de ponerme a trabajar, vengo a este blog lleno de telarañas y polvo a escribir esto para aterrizar mi apachurre de alma y ponerme un poco en contexto.

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