sábado, 21 de enero de 2012

Fin de las droguerías inmundas

En alemán existe la palabra "Drogerie", que no se refiere a la droguería colombiana / farmacia hispana, sino a la droguería española: "tienda en la que se venden productos de limpieza y pinturas". Como yo la defino: un supermercado sin líchigo. O como el Tía, ahora que lo pienso. Claro que ese modelo fue el que yo conocí a mi llegada, antes las droguerías eran también como las tiendas de barrio y poco a poco fue que se fueron convirtiendo en autoservicios.

En general me encanta ir a la droguería -yo, que me creo tan inmune al consumo-, pero hay una cadena que desde el principio me sacó corriendo por su nombre (en mi alemán nulo "Schlecker" siempre me sonó como "schlechter", más malo) y por lo feo de sus locales. Asombroso cómo podían quitarle el encanto al espíritu del negocio. Sus prácticas con los empleados (los hacían renunciar para contratarlos después como temporales) no ayudaron a mejorar esa imagen paila. Ayer la administración anunció la declaración oficial de bancarrota, por lo que la prensa también tiene todo tipo de resumenes de la historia de la empresa. Dizque fue la líder del sector en los 80s -hard to believe-. Bien idos.

Lo que me llama la atención es que por ninguna parte se menciona lo inmundo de los locales como causa del declive, ha de ser hipersensibilidad mía.

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