El hombre que salió de la nada en realidad pasó primero junto a mí antes de sentarse a mi lado cuando la DJ cambió la onda y yo hice una pausa. En aquel momento yo danzaba alegre entre la multitud, pero en ese segundo en el que él pasó al lado mío me sentí totalmente desarmada, súbitamente descubierta y tímida, desnudada pero no en un sentido corporal aunque mi reacción haya sido cubrirme el cuerpo con los brazos. Supongo que fue una premonición de lo que se me vendría (entre)pierna arriba. Recordé esa escena de un segundo solo tiempo después de haber seguido saliendo con él.
Cuando comenzamos a hablar (recuerdo su sonrisa cuando contesté que sí a su pregunta si estaba sola en aquel lugar) caí en cuenta de que sí lo había visto antes, pero su aspecto me había parecido un poco freak y por eso lo había descartado de plano. No contaba con su astucia. Cuando el curso de los hechos ya insinuaba que había que tomar una decisión, el hombre se excusó. Al día siguiente era la vernissage de una exposición suya y tenía que ir temprano a la galería a ultimar detalles. Me dio un flyer.
Así comenzó esta historia, con una vernissage del artista. No puedo evitar pensar divertida la idiotez de que sigo emulando sin querer a Meg Ryan*.
(ya lo he aclarado, me quedé en los 90's en ese género).
viernes, 12 de agosto de 2011
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