A este blog lo están matando la falta de tiempo, la infección ocular que me acompania hace unas semanas y, cómo no, Twitter.
Muere como las plantas que tenía en el balcón y que tuve que entrar a la sala, no por el frío -aún aguanta- sino por arreglos que tienen el edificio sitiado por andamios y gente caminando por las ventanas desde hace como dos meses.
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