sábado, 27 de junio de 2009

Cuando de repente hay un "otro lado"

Durante estos últimos tres días hubo todo tipo de experiencias que de ser puestas en palabras darían para una buena tanda de posts. Quizás varios alcancen a deslizarse por este blog.

Uno de estos temas es que me di cuenta de que estoy de un cierto "otro lado". Bien es sabido por los lectores de este blog de la no poca wild party que tuve oportunidad de echarme encima por cuenta de 13 anios de universidad, seis y medio a cada lado del Atlántico. Pero como no hay mal que dure 100 anios ni cuerpo que lo resista, ya puedo calcular en un lapso mayor a cinco cuatro anios la última vez que pudo observárseme en estado de franca lamentación beoda. Se siente como quien dice: ya doblé una esquina!

Los demás participantes del seminario en el cual estuve la semana pasada se quedaron departiendo y bebiendo hasta las 4 a.m. del último día, hora a la que yo ya llevaba cuatro horas de reposado y sobrio descanso.

Al otro día yo los miraba desde mi nuevo y sin querer encontrado otro lado, enguayabados pero con la sonrisa pícara y cómplice, cuidándose unos a otros con agua y aspirinas durante las actividades de la maniana. Mi consuelo (porque sí, sí hubo algo de desconsuelo) fue el mexicano -que nació de casualidad de padres alemanes en Alemania-, quien me dijo que claudicó a eso de las 2 a.m.

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