sábado, 23 de agosto de 2008

Todo cambió para seguir igual

No es que no me esté pasando nada, de hecho me están pasando muchas cosas en muchos aspectos de mi vida, pero no encuentro nada digno de postear, ignoro por qué. También tengo la sensación de que es mal general, que no soy la única que guarda silencio.

El ventilador se prendió en el trabajo, con saldo un trabajador menos en el grupo, quien tenía toda la experiencia en el tema, y la incorporación de una nueva integrante pero sólo a 50% y a quien hay que entrenar también, aunque no hay que comenzar de ceros; a eso se le suma la enajenación de mi jefa, la promoción de una companiera con los tintes de la eufemística envidia de la buena y aterrizada en el mundo real que eso trae consigo y el descontento total de una colega, quien tendrá el 50% restante del tiempo de mi -nuestra- nueva colaboradora.

Y quiso el destino que yo hubiera pedido dos semanas de vacaciones hace como tres meses justo a partir de ahora. Así encuentre todo patas arriba cuando regrese a la oficna -lo cual espero que no pase, de todos modos me traje el portátil para revisar la correspondencia y no encontrar el cerro de 200 emails para leer de bienvenida-, no deja de ser bueno que el reajuste de las cosas me sorprenda haciendo esta pausa.

Nos vamos rumbo al sur, a la Selva Negra. A ver qué nos espera.

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