Frau Furia-de-los-Infiernos o la Hijueputa Vieja Loca
Mirar a esta señora de apariencia descuidada es como mirar a una Furia: cuando percibe la mirada, la vieja comienza a insultar. Lo mejor es ignorarla, hacer de cuenta que no existe. El problema es cuando el esperpento se aproxima por atrás y uno está descuidado: como mi pulgar izquierdo lo sigue recordando meses después, uno se torna en el objeto de su rabia con el universo y puede resultar lesionado. Otros vecinos han sido amenazados con un cuchillo, golpeados con objetos en bolsas voladoras o bombardeados con agua y basura desde su balcón (de ella). Los dos maridos que ha tenido la han abandonado y va y viene del hospital psiquiátrico como quien sale de vacaciones.
Frau Koch
Frau Koch era una maestra pensionada, debía tener sus setenta y tantos. No vacilaba en hacerme la charla cuando nos encontrábamos, era amable, me contaba chismes de los otros vecinos. Cuando hablamos del #miex me contó su propia historia: mantuvo una relación durante 38 años en la que cada uno vivió en su casa hasta que se caNsaron y decidieron terminar. Deduzco que no se casó y no tuvo hijos. Esta semana me enteré de que Frau Koch falleció en su apartamento de un ataque cardíaco hace cosa de un mes. Yo la recuerdo "saludable", pero mi fuente asegura que ya venía quejándose de achaques y dolores.
El cubano
Mi último domicilio en Bogotá comenzó a llenarse de cubanos a fines de los 90. Algunos todavía viven ahí. Supongo que a mi destino le chifla la simetría y por eso me puso un vecino cubano en el piso inmediatamente superior de mi residencia dusseldorfeña. Llegó a la USSR y allí se hizo a su esposa kasajistana, que es ingeniera y como muchos kasakos, alemana de 3° generación, por lo que presumo vinieron a parar a estos lares. Las hijas veinteañeas ya se fueron de la casa, queda el suegro kasako con ellos. Nunca me ha dicho nada de la peste que debe llegarle a su balcón (no es su balcón principal, ha de ser por eso) cuando fumo marihuana en el mío. Escribe novelas, cree en ovnis y quiere mandar su matrimonio a la mierda, pero me da la impresión de que tiene una posición ídem a la que tuviéramos con el #miex (ella es la que más gana y él es el amo de casa) que lo inmoviliza.
El dentista
Señor buenísima onda que tiene el consultorio en la planta baja. Aunque tiene la mano un poquito dura, las carteleras de aire escolar que tiene en su consultorio explicando las caries y cómo lavarse bien los dientes y su vehemente propaganda contra los cepillos eléctricos me convencen de ir a abrirle las fauces cada 6 meses. A mí me gustaría quedarme hablando con él más rato cuando me lo encuentro en el pasillo o en el sótano, pero no encuentro el pretexto y él tampoco da la pata.
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